Mira esas arrugas, testigos del tiempo... cada una de ellas conoce su dueño...
dime, Viejecita, ¿cuál será la mía?
Sírvame otro mate, con esas manitas…
ellas son las mismas que me acariciaban...
las que me mecían, las que me abrigaban...
dime, Viejecita, ¿cuál será la mía?
Sírvame otro mate, con esas manitas…
ellas son las mismas que me acariciaban...
las que me mecían, las que me abrigaban...