En las cuevas de insondable tristez (Lucas Gavilán)
Monday, 31 de May de 2010
Decía Baudelaire en una de sus poesías: “En las cuevas de insondable tristeza/ donde el Destino ya me ha relegado;/ donde nunca entra un rayo de luz rosa y alegre.....”. Y yo, que creo en el mito del eterno retorno, observo que aquí en Ronda, escondidas bajo el exceso de incomunicación y esa infranqueable barrera de pudor tras la que intentan salvaguardar su dignidad todos aquellos que sufren, también existen “cuevas” donde hace tiempo ya que no entra un rayo de luz rosa y alegre. Son cuevas que la crisis ha horadado en el seno de nuestra sociedad en las que viven, perviven, malviven, sobreviven y conviven, vecinos sin trabajo, familias que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes, ancianos solitarios y desamparado, jóvenes sin expectativas de futuro, hombres y mujeres a los que vendieron duros a pesetas, y ahora se encuentran con la cartera vacía y un nudo en la garganta. Son los desheredados, los humillados, los perdedores, las victimas subsidiarias de un sistema económicos injusto y demencial, basado en la desigualdad y el crecimiento ilimitado en un mundo limitado, que cíclicamente provoca crisis donde la peor parte toca pagarla a los que menos culpa tienen: el pueblo llano.
Monday, 31 de May de 2010
Decía Baudelaire en una de sus poesías: “En las cuevas de insondable tristeza/ donde el Destino ya me ha relegado;/ donde nunca entra un rayo de luz rosa y alegre.....”. Y yo, que creo en el mito del eterno retorno, observo que aquí en Ronda, escondidas bajo el exceso de incomunicación y esa infranqueable barrera de pudor tras la que intentan salvaguardar su dignidad todos aquellos que sufren, también existen “cuevas” donde hace tiempo ya que no entra un rayo de luz rosa y alegre. Son cuevas que la crisis ha horadado en el seno de nuestra sociedad en las que viven, perviven, malviven, sobreviven y conviven, vecinos sin trabajo, familias que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes, ancianos solitarios y desamparado, jóvenes sin expectativas de futuro, hombres y mujeres a los que vendieron duros a pesetas, y ahora se encuentran con la cartera vacía y un nudo en la garganta. Son los desheredados, los humillados, los perdedores, las victimas subsidiarias de un sistema económicos injusto y demencial, basado en la desigualdad y el crecimiento ilimitado en un mundo limitado, que cíclicamente provoca crisis donde la peor parte toca pagarla a los que menos culpa tienen: el pueblo llano.
Sin embargo, este ayuntamiento arrebujado bajo su túnica de descolorido rojo no se ha mostrado como un sol emanador de esos rayos de luz rosa y alegres que muchos piden a gritos, porque si los de arriba lo han olvidado, les recuerdo que hace ya dos años que un amplio sector de vecinos ansían salir de esa oscura cueva en la que la crisis ha convertido sus vidas.
No puedo comprender como a estas alturas y cayendo la que está cayendo, nuestro alcalde todavía no ha creado un fondo destinado a evitar que ningún vecino pase necesidad, ya sea ésta alimentaria, de vestimenta, sanitaria o educativa, como consecuencia directa de la falta de ingresos.