Daban a cualquier sitio los balcones.
Se cerraba la puerta y se abria,
incesante,
al jardin devastado.
Arreciaba el otoño.
La atmósfera en penumbra, los espejos vacíos.
Volver es no encontrar
porque nada pervive al abandono.
La casa se llenaba de maleza.
Los ojos del viajero, como el humo
de un cigarro,
miraban hacia adentro.
Se cerraba la puerta y se abria,
incesante,
al jardin devastado.
Arreciaba el otoño.
La atmósfera en penumbra, los espejos vacíos.
Volver es no encontrar
porque nada pervive al abandono.
La casa se llenaba de maleza.
Los ojos del viajero, como el humo
de un cigarro,
miraban hacia adentro.