Hola a todos. Como prometí, os envío el poema que escribí, con 20 años, dedicado a Granada.
Feliz día. Besos. Carmen.
A Granada
Sol ardiente y brisa fresca
viene de Sierra Nevada,
dosel de los minaretes
de las torres de La Alhambra.
En tus calles, sol, pregones,
reminiscencia agarena,
tu gente es alegre y triste,
canta su risa y su pena.
Tierra de mil galanteos,
garbo, solera y poesía,
cuando a mi mente te traigo
vuela hacia ti mi alegría
y oigo sonar las guitarras,
alma de La Alcaicería.
Vergel por siglos regado
por el Darro y el Genil,
¡cómo no había de llorar
al despedirte Boabdil!.
La brisa huele a jazmines,
a manzanilla, a porfía,
en mi tierra de Granada,
reina de la morería.
Y subiendo por la cuesta
que conduce hasta La Alhambra,
los amantes de la noche
se susurran sin palabras;
arropados van de luna,
manto de plata y escarcha,
y arriba, el el Sacromonte,
va enloqueciendo la zambra.
Una mocita morena,
piel lustrosa de aceituna,
con garbo ciñe un pañuelo
al mimbre de su cintura.
Duende del baile flamenco,
llanto y risa de guitarras,
caracolea la gitana
alsonidode las palmas.
Rojo clavel en el pelo,
suspiros en la garganta
y el mantoncillo que da
la réplica a las enaguas.
Dichosa tú que, aquel día,
tras de tus regias barandas,
viste pasar por tus vías
al poeta de más talla
gloria de las elegías,
cantor del alma gitana,
¡A Federico García!
Granada, reina dormida,
nunca despiertes, Granada,
sigue soñando en tu gloria,
¡no renuncies de tu casta!
Feliz día. Besos. Carmen.
A Granada
Sol ardiente y brisa fresca
viene de Sierra Nevada,
dosel de los minaretes
de las torres de La Alhambra.
En tus calles, sol, pregones,
reminiscencia agarena,
tu gente es alegre y triste,
canta su risa y su pena.
Tierra de mil galanteos,
garbo, solera y poesía,
cuando a mi mente te traigo
vuela hacia ti mi alegría
y oigo sonar las guitarras,
alma de La Alcaicería.
Vergel por siglos regado
por el Darro y el Genil,
¡cómo no había de llorar
al despedirte Boabdil!.
La brisa huele a jazmines,
a manzanilla, a porfía,
en mi tierra de Granada,
reina de la morería.
Y subiendo por la cuesta
que conduce hasta La Alhambra,
los amantes de la noche
se susurran sin palabras;
arropados van de luna,
manto de plata y escarcha,
y arriba, el el Sacromonte,
va enloqueciendo la zambra.
Una mocita morena,
piel lustrosa de aceituna,
con garbo ciñe un pañuelo
al mimbre de su cintura.
Duende del baile flamenco,
llanto y risa de guitarras,
caracolea la gitana
alsonidode las palmas.
Rojo clavel en el pelo,
suspiros en la garganta
y el mantoncillo que da
la réplica a las enaguas.
Dichosa tú que, aquel día,
tras de tus regias barandas,
viste pasar por tus vías
al poeta de más talla
gloria de las elegías,
cantor del alma gitana,
¡A Federico García!
Granada, reina dormida,
nunca despiertes, Granada,
sigue soñando en tu gloria,
¡no renuncies de tu casta!