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PURULLENA: GRITO HACIA ROMA (DESDE LA TORRE DEL CHRYSLER BUILDING)...

En la fuente de las lágrimas
silbaron cobardes balas,
acabando con su vida
una triste madrugada,
Las azucenas gemían,
la luna sangre sangraba
y el tibio viento de agosto
se congeló en su mirada.
En una fosa perdida
le ocultaron los canallas,
mas no hay olvido del crimen
y está vivo en sus palabras

Julián Carcaño Pareja

Con este genial poema del amigo Julián Carcaño Pareja, nos hacemos eco de la efemeride de la muerte del gran poeta Federico García Lorca y adjuntamos el texto que Julían Carcaño le dedicó:

FEDERICO GARCÍA LORCA fue asesinado por los fascistas en la madrugada del 18 ó del 19 de agosto de 1936 por ser poeta, republicano y homosexual, por orden del Gobernador Civil de Granada, José Valdés Guzmán. Tenía 38 años.
El crimen fue en Granada, en el camino que va de Viznar a Alfacar, y su cuerpo aún permanece enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de esos parajes, junto con los cadáveres del maestro Dióscoro Galindo y de los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, asesinados con él.

GRITO HACIA ROMA (DESDE LA TORRE DEL CHRYSLER BUILDING)

Manzanas levemente heridas
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
Peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
Y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Porque ya no hay quien reparte el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elegantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala. ... (ver texto completo)