Una historia de inconformismo
El síndrome de Poland afecta a 1 de cada 30.000 nacidos. Y le tocó a Antonio Tejada. Este hijo de Purullena no lo ha tenido fácil, teniendo que aprender a vivir, a sobrevivir con una enfermedad congénita que afecta a la musculatura y los órganos internos; de hecho, hasta hace pocos años, se pensaba que era mortal. De ahí el recuerdo de Tejada, que narra cómo su padre entró un día en la iglesia para pedir por su hijo. Eran otros tiempos, tiempos en los que un discapacitado lo tenía aún más complicado que hoy, aunque eso no impidió a Tejada convertirse en maestro, periodista, investigador y científico social y político. Todo un logro porque en España rozan la treintena los discapacitados que estudian un doctorado.
Una gesta, además, porque Tejada ha tenido que enfrentarse en fechas recientes a un tumor en la rodilla, algo que le hizo pararse en seco y ver la vida desde una nueva perspectiva. “Quiero dejar un legado”, resume este activista.
Y a fe que lo está intentando porque hoy, el purullense abandera luchas por la igualdad de todos, pelas como la que le ha llevado a lucir su característica barba, en un gesto de protesta para que la Confederación Hidrógrafica del Guadalquivir haga accesible el puente peatonal que hay cerca de la Fuente de la Bicha, un paso que hoy no pueden realizar muchos discapacitados de Granada. “La idea es que la barba simbolice la lentitud de la burocracia”.
El síndrome de Poland afecta a 1 de cada 30.000 nacidos. Y le tocó a Antonio Tejada. Este hijo de Purullena no lo ha tenido fácil, teniendo que aprender a vivir, a sobrevivir con una enfermedad congénita que afecta a la musculatura y los órganos internos; de hecho, hasta hace pocos años, se pensaba que era mortal. De ahí el recuerdo de Tejada, que narra cómo su padre entró un día en la iglesia para pedir por su hijo. Eran otros tiempos, tiempos en los que un discapacitado lo tenía aún más complicado que hoy, aunque eso no impidió a Tejada convertirse en maestro, periodista, investigador y científico social y político. Todo un logro porque en España rozan la treintena los discapacitados que estudian un doctorado.
Una gesta, además, porque Tejada ha tenido que enfrentarse en fechas recientes a un tumor en la rodilla, algo que le hizo pararse en seco y ver la vida desde una nueva perspectiva. “Quiero dejar un legado”, resume este activista.
Y a fe que lo está intentando porque hoy, el purullense abandera luchas por la igualdad de todos, pelas como la que le ha llevado a lucir su característica barba, en un gesto de protesta para que la Confederación Hidrógrafica del Guadalquivir haga accesible el puente peatonal que hay cerca de la Fuente de la Bicha, un paso que hoy no pueden realizar muchos discapacitados de Granada. “La idea es que la barba simbolice la lentitud de la burocracia”.