ATLANTE, ATLANTES (I):
ATLANTE (del lat. Atlas, Atlãntis, Atlante, personaje mitológico): m. Arquitectura. Cada una de las estatuas de hombres fornidos que, en lugar de columnas, se ponen en el orden atlántico, y sustentan sobre sus hombros o cabeza los arquitrabes de las obras.
– ATLANTE: fig. y poét. Por ext., persona, y alguna vez cosa, que sustenta algún gran peso, o sirve de fundamento y base para el mantenimiento o sostén de algo.
... nuevo ATLANTE del peso de esta monarquía. (Cervantes)
– Esta mano
Os servid de que os levante,
Si merezco ser ATLANTE
De un cielo tan soberano. (Alarcón)
– ATLANTE: Mitología. Dios de la mitología griega que, según Decharme, debe incluirse en el ciclo de las divinidades del mar. Los poetas le atribuían, como a Proteo, inteligencia superior, ciencia universal y, más especialmente, el conocimiento de todos los abismos del Océano. De aquí que fuera hijo de una ninfa oceánica y padre de Calipso, la profundidad de las aguas. Atlante, según el citado mitólogo, era, como indica su nombre, el portador, pues que sobre su cabeza y sus recios hombros sostenía el peso del Cielo. Era el soporte de las enormes columnas sobre que descansaba la bóveda celeste, la cual, por este medio, estaba separada de la Tierra. Pero olvidado este simbolismo por los griegos, interpretaron la fábula en un sentido moral, considerando a Atlante como titán condenado por Júpiter al oficio indicado, que venía a ser su condena. Según Herodoto, Atlas era una gran montaña existente en Libia cuyas altas cimas, por estar envueltas en nubes, les llevó a aquellos indígenas a llamar a la montaña la columna del cielo.
M. Cox entiende que Atlante guarda gran semejanza con el Skambha de la mitología india y el Irminsul teutónico, pues los tres representan el pilar que sostiene el peso del Mundo. Decharme desecha estas semejanzas por inexactas y afirma que Atlante, según los textos más precisos, solamente sostenía el Cielo apoyando los pies en la Tierra. Con efecto, según los poetas, Atlante estaba delante de las Hespérides en el límite de la tierra, de donde deduce el citado mitólogo su relación con la idea del Horizonte, punto en el cual parecía como que se apoyaba la bóveda celeste, al contemplarla desde el Occidente. Así también se explica le idea expresada por la fíbula del combate de Hércules, dios solar que marcha hacia el Horizonte a conquistar las manzanas de oro del jardín de las Hespérides con Atlante. V. HÉRCULES.
Otra tradición cuenta que Perseo se presentó a Atlante pidiéndole asilo y que no habiéndolo conseguido, el héroe, valiéndose de la cabeza de Medusa, transformó al Titán en una montaña llamada Atlas, sobre la cual descansaban el cielo y los astros. Atlante figura entre los titanes rebelados contra Júpiter, mereciendo por esto el castigo de sustentar el cielo sobre sus hombros. De todos modos, como puede apreciarse, es una divinidad astronómica y en tal concento era el padre de las Pléyades, de las Híadas y de las Hespérides, habiendo tenido las primeras de Pleyone y las últimas, Ætra, Œnomaus y Maia, de Sterópea. Éstos y otros varios descendientes de Atlante son los llamados atlántides. Las imágenes de Atlante, fuera de cuando aparece en el mito de Hércules en el jardín de las Hespérides, le representan sustentando la esfera celeste sobre los hombros y las manos.
ATLANTE (del lat. Atlas, Atlãntis, Atlante, personaje mitológico): m. Arquitectura. Cada una de las estatuas de hombres fornidos que, en lugar de columnas, se ponen en el orden atlántico, y sustentan sobre sus hombros o cabeza los arquitrabes de las obras.
– ATLANTE: fig. y poét. Por ext., persona, y alguna vez cosa, que sustenta algún gran peso, o sirve de fundamento y base para el mantenimiento o sostén de algo.
... nuevo ATLANTE del peso de esta monarquía. (Cervantes)
– Esta mano
Os servid de que os levante,
Si merezco ser ATLANTE
De un cielo tan soberano. (Alarcón)
– ATLANTE: Mitología. Dios de la mitología griega que, según Decharme, debe incluirse en el ciclo de las divinidades del mar. Los poetas le atribuían, como a Proteo, inteligencia superior, ciencia universal y, más especialmente, el conocimiento de todos los abismos del Océano. De aquí que fuera hijo de una ninfa oceánica y padre de Calipso, la profundidad de las aguas. Atlante, según el citado mitólogo, era, como indica su nombre, el portador, pues que sobre su cabeza y sus recios hombros sostenía el peso del Cielo. Era el soporte de las enormes columnas sobre que descansaba la bóveda celeste, la cual, por este medio, estaba separada de la Tierra. Pero olvidado este simbolismo por los griegos, interpretaron la fábula en un sentido moral, considerando a Atlante como titán condenado por Júpiter al oficio indicado, que venía a ser su condena. Según Herodoto, Atlas era una gran montaña existente en Libia cuyas altas cimas, por estar envueltas en nubes, les llevó a aquellos indígenas a llamar a la montaña la columna del cielo.
M. Cox entiende que Atlante guarda gran semejanza con el Skambha de la mitología india y el Irminsul teutónico, pues los tres representan el pilar que sostiene el peso del Mundo. Decharme desecha estas semejanzas por inexactas y afirma que Atlante, según los textos más precisos, solamente sostenía el Cielo apoyando los pies en la Tierra. Con efecto, según los poetas, Atlante estaba delante de las Hespérides en el límite de la tierra, de donde deduce el citado mitólogo su relación con la idea del Horizonte, punto en el cual parecía como que se apoyaba la bóveda celeste, al contemplarla desde el Occidente. Así también se explica le idea expresada por la fíbula del combate de Hércules, dios solar que marcha hacia el Horizonte a conquistar las manzanas de oro del jardín de las Hespérides con Atlante. V. HÉRCULES.
Otra tradición cuenta que Perseo se presentó a Atlante pidiéndole asilo y que no habiéndolo conseguido, el héroe, valiéndose de la cabeza de Medusa, transformó al Titán en una montaña llamada Atlas, sobre la cual descansaban el cielo y los astros. Atlante figura entre los titanes rebelados contra Júpiter, mereciendo por esto el castigo de sustentar el cielo sobre sus hombros. De todos modos, como puede apreciarse, es una divinidad astronómica y en tal concento era el padre de las Pléyades, de las Híadas y de las Hespérides, habiendo tenido las primeras de Pleyone y las últimas, Ætra, Œnomaus y Maia, de Sterópea. Éstos y otros varios descendientes de Atlante son los llamados atlántides. Las imágenes de Atlante, fuera de cuando aparece en el mito de Hércules en el jardín de las Hespérides, le representan sustentando la esfera celeste sobre los hombros y las manos.