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PURULLENA: “Exclusiva culo”...

“Exclusiva culo”
Veo en una revista francesa esta exclusiva, la «exclusiva culo», que se anuncia en portada. Luego hojeo las páginas interiores y ocurre que no se trata de una exaltación de los glúteos femeninos, como parecía, sino de una y mil maneras de esconder el culo, que parece ser que le quita elegancia y esbeltez a la mujer de mundo. Así funciona en casi todo, en política y en lencería, la sutil inteligencia francesa.
Dan una exclusiva atrayente sobre el culo femenino, pero lo presentan como un recetario para perder culo.
Aparte la gracia de esta broma, lo cierto es que los glúteos
están en alza, alguien los ha puesto en valor y ya no son una línea
recta, por una parte, ni un polisón por otra. La línea recta y el
polisón fueron las dos fórmulas francesas —años 90 y años 20—
para valorar y disimular eso que la gente de buenas maneras
mediocres llama trasero. Los modistos han puesto el culo en valor
cuando ya estaba en la calle. Pero sí es cierto que se conservan las
leyes del culo, que me resisto a llamar nalgatorio, porque la palabra
nalga suena blanda, caediza, no tiene la fuerza y la juventud que se
le supone al culo en valor sentimental. Existe incluso una sicología
del culo. Los hay de pera y los hay de manzana. Los Estados
Unidos, como son una democracia, a pesar de todo, han democratizado los culos mediante el pantalón vaquero, que iguala el culo de Calista Flockhart con el de Marilyn Monroe o quien la
sustituya actualmente en Hollywood.
En estas cosas hay que buscar la democracia de la vida americana, porque son perfiles que luego se difunden al mundo entero. Aceptada la supremacía del culo, no escribamos nunca trasero, ni posaderas, ni nalgatorio. La forma culta y atractiva es giúteos, una palabra elástica y dinámica en la que se ve rebotar al culo como cuando las chicas juegan al tenis. Pero el hallazgo definitivo y castellano es culo, con su ce fuerte, su u cálida, su ele elástica y su o final, redonda, definitiva y graciosa.
Hemos escrito más arriba que hay culos de pera y culos de manzana. Los culos de pera son antiguos, lánguidos, góticos, un poco cursis. Los culos de manzana son jóvenes, olímpicos, vibrátiles, y no están hechos para sentarse a tocar el piano.
Las heroínas de don Juan Valera tienen culo de pera y las de Cela tenían arrebatado culo de manzana. Hay grandes novelas escritas en torno a un culo aunque parezca que tratan de problemas intelectuales y sentimentales. Claro que el culo de pera es más sentimental, pero se lleva el culo de manzana, que es más actual. Aquí en España los castizos siempre hemos hablado de «un culo para forrar pelotas». Nunca he sabido lo que eso significa, pero tiene fuerza la expresión. La definición decisiva del culo está en Neruda: “Dos frescas mitades de manzana”.
Francisco Umbral