Se trata de una
torre árabe del S. XIV, a orillas del
río Genil. Recientemente se han hayado objetos de valor como
cerámica, útiles o monedas, cuya cronología abraca desde el Neolítico hasta época Ibérica. El poblamiento se consolidó en período musulmán. Tras la reconquista el municipio quedó deshabitado, fue en el S. XVIII cuando llegaron nuevos vecinos a la zona para cultivar el lino y el cáñamo. Al concluir la guerra de la independencia pasó a formar parte de las tierras del duque Wellington. Su actual núcleo urbano se comenzó a construir a mediados del S. XIX. Desde su origen hasta la actualidad, la Torre de Roma ha sido el signo emblemático de este
pueblo.