Hasta tu aire es diferente, tu frescor, la luz de tus
cielos y hasta la gente se distingue por su nobleza, su sencillez.
Salar, que no hay un
rincon de tí donde no vea a ese niño corriendo por tus
calles, jugando en tus
plazas, paseando por tus
campos y contemplando las luces de aquellas viejas farolas al caer la
noche. Ahí estabas tú, porque en tí nací, en tí aprendí a caminar y despues a conducir este
tren de la vida al que voy subido mirando en la distancia aquellos
amigos que se fueron, aquellos
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