Hace tiempo que me fui de Salar, mi pueblo, al que tanto a él como a sus gentes llevo dentro de mi. Algunos fines de semana he ido y he paseado en lo que ya se puede decir que queda de "ambiente". A veces miro al fondo de la Avenida de Andalucía entre el silencio abrumador y esa fría soledad y quiero ver aquellas inmensas pandillas de niños de todos los sitios del pueblo (¿Dónde está hoy esa juventud?), paseando, divirtiendonos y llenando las discotecas del Papus y de la J.E., veo el Bar de Los Negros, donde solíamos ir despues de salir de la disco a comernos unos bocatas, y el pub de Rafa, el Harlem, donde los fines de semana buscabamos algo de tranquilidad junto con nuestras parejas viendo la ultima pelicula de Indiana Jones, Star Wars, etc, donde había una pequeña pista de baile para bailar primero rápido y despues con tu pareja con musica lenta.( buenos sandwiches por cierto), el Bar de Las Vegas, punto de encuentro de jóvenes, y en verano en la plaza de la Cruz al fresquito. Aquella juventud sana -sin menospreciar la de ahora- que gozamos de los primeros vientos de la libertad en los 80, aquella italo-musica que inundaba las pistas, aquellas noches en la plaza de Fez - detrás de la Iglesia- comentando las ultimas conquistas femeninas y hablando de cosas de jóvenes en voz baja para no molestar a los vecinos, Don José Antonio Ortega, el cura, una grandisima persona que siempre buscó y creo que lo consiguió, la unión de todos los que llevamos ese alma común que se llama Salar y a quién siempre recordaré por ser el amigo de todos los salareños sin excepción, su trabajo y empeño por la juventud y su amor por los mayores. Tantos y tantos recuerdos, que sería imposible enumerarlos a todos. Gracias al Exmo. Ayuntamiento de Salar por permitirme expresar estas humildes líneas y que Dios bendiga a cada uno de los que llevamos el buen nombre de nuestro pueblo dentro de él y en cualquier parte de España o el mundo. Un saludo a todos los Salareños. Uno de los vuestros.