Amigo Juan Miguel: Yo quiero a Salar tanto como tú. Supone mi infancia, juventud, familia, recuerdos..... todo, pero he de decirte que ya no es lo que era. Nada es lo que era antes. Quizá tus recuerdos, los míos y los de tanta gente pasada y presente constituyan siempre ese haz de luz y ese tierno y dulce recuerdo de aquel pueblo que dia a día va cambiando. Los años y el tiempo traen nuevos "vientos", tendencias, formas, aunque creo que tanto tú como yo siempre conservaremos ese trozo de pelicula, por llamarlo así, que fue nuestra infancia, ese olor a tierra mojada, al humo de chimeneas en el invierno, a la quema de rastrojos, las fuentes llenas de tábarros en verano, la gente llevando agua a sus casas con los cubos, a la caña del maiz, al pan de Luciano y al de Peli, ese aroma del campo en San Marcos, el "menchón" de San Antón, a castaña asada en su santo día, el taxi del Quides, los bocadillos de José Chorizo, los municipales Arcos y Miguel, que tanto nos corretearon cuando jugábamos al fútbol en las calles, el Cine Central, El Avenida, El Bar de los Negros, la J. E., tantas fiestas de Santa Ana y Ferias de Octubre, el pósito, nuestro amigo Moisés "Paly" y su canasta de chuches, los estancos de Marino y Lucía, el Bar de las Vegas, El antiguo Harlem, nuestros queridos maestros, Carpio el Correo,....... y tantas cosas que ya pasaron. No es que sea ni pero ni mejor, pero EN ESTE SENTIDO, YA NO ES LO QUE ERA. Un saludo y un abrazo de otro salareño como tú.