Lo único que le sobra a este fresquito POYO es la proximidad del redil donde se guardan las
cabras y chotos del único rebaño que queda en el
pueblo.
¡¡ LáSTIMA !! Creo que el
Ayuntamiento tendría que sacar este tipo de recintos fuera del casco urbano. Ganaríamos en olores y en limpieza , estoy seguro.
Luis del Prat.