Echado en agreste cama,
tiene como colcha, el cielo,
¡la montaña de almohada!,
de colchón, un duro suelo,
verde enagua sus frutales,
a veces, de nieve un velo.
Siempre está, mirando al sol,
es, de estirpe agricultor,
o si queréis, labrador,
no discutamos por eso.
Y aunque en invierno no hay flores
ya que las marchita el hielo
aquí las veras "to el año"
porque es capricho del cielo.
¿Sabéis, de quién hablo yo?.
¡Hablo de TÍMAR, mi pueblo!.
Juan Ruz Ortega
tiene como colcha, el cielo,
¡la montaña de almohada!,
de colchón, un duro suelo,
verde enagua sus frutales,
a veces, de nieve un velo.
Siempre está, mirando al sol,
es, de estirpe agricultor,
o si queréis, labrador,
no discutamos por eso.
Y aunque en invierno no hay flores
ya que las marchita el hielo
aquí las veras "to el año"
porque es capricho del cielo.
¿Sabéis, de quién hablo yo?.
¡Hablo de TÍMAR, mi pueblo!.
Juan Ruz Ortega