Tenida en su día por auténtica ‘metrópolis’ de la zona,
Ugíjar es una de las poblaciones más ricas en
casas históricas y monumentales de toda la provincia. Fue definida como ”aristocrática” por Pedro Antonio de Alarcón y un ilustre viajero de la década de 1950, el suizo Jean-Christian Spahni, consideraba a Ugíjar como el
pueblo más pintoresco de la Alpujarra.
Este municipio cuenta con una buena capacidad de hospedaje, excelentes
restaurantes y todo tipo de
comercios y servicios. Además, su privilegiada situación geográfica, en el límite con la Alpujarra almeriense, la convierten en
plaza ideal para instalarse y organizar
excursiones por las distintas rutas de la comarca, incluido sus propios anejos.
Cherín, rodeado de olivares, es el anejo más cercano y alegre de todos. Pero si el este del municipio es un vergel, el sur parece un desierto africano. Para comprobarlo no hay más que atravesar la
Rambla Seca y acercarse hasta
Las Canteras. La misma impresión de sequedad extrema produce el terreno que rodea Los Montoros, desde el que se disfruta, sin embargo, del aire fresco y del
paisaje en toda su plenitud. Aunque para amplitud de vistas, las que ofrece
Jorairátar desde su privilegiada posición, en las últimas estribaciones de la
Sierra de la Contraviesa.
Podría ser su nacimiento de la época
romana, pues algunos autores defienden que fue llamada entonces Hortum Sacrum en latín, que significa
Huerto Sagrado. Pero lo cierto que por escrito aparece mencionada por vez primera en las crónicas de Al Udri, en el siglo XI, después en las de Al Idrisi, en el XII, y posteriormente por Al Jatib ya en el XIV. Durante la etapa nazarita perteneció a la tahá de su mismo nombre y en 1493 recibió el título de Ciudad, cuando Boabdil era Señor de la Alpujarra en cumplimiento de una de las condiciones de la rendición de
Granada. Se trataba entonces de un lugar próspero por su
agricultura y estaba defendida por una fortificación en Cherín, conocida como El Castillejo, de la que no queda nada. Como en toda la comarca, la rebelión y expulsión de los moriscos marcó un cambio radical al ser repoblado el lugar por cristianos viejos procedentes de otras zonas.