En el rostro paciente y precioso de
Cristo encontramos nuestra paz, contempladlo y él os llevará al sagrario, a celebrar la Eucaristía, a no querer pasar ni un Domingo sin visitarlo en la
casa grande de Ventorros, en la que todos somos iguales, y sus ojos nos llevan sin duda a contemplar a nuestros hermanos que sufren, persecución, hambre, dolor, soledad y a no callar nunca nuestras voces antes las injusticias, que él os siga bendiciendo y os de la paz, un abrazo. Me ha dado muhca alegría ver la
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