Hablando de nostalgias, cuando era niño y salíamos al recreo en la escuela del maestro el Indio que.e.de., nos íbamos al arroyo (donde ahora hay un puente) y allí jugábamos con barquitos de juncos que nosotros mismos hacíamos. Subíamos arroyo arriba y depositábamos el barquito en el agua. Alucinábamos cuando el barquito entraba en un remolino y luchaba con él para no destrozarse. A veces se nos olvidaba que estábamos en el recreo y cuando regresábamos nos encontrábamos con el maestro que nos esperaba para la regañina de rigor.