Estimada Loli, en tus pocas intervenciones en el foro has hecho mención a mí y nunca te he contestado. No creas que por falta de educación, más bien, como siempre, por falta de tiempo. Pero hoy, que ya te conozco más por lo que has escrito en el foro, no quiero perder ocasión y hacerlo antes de que termine el año.
Siento de veras que no acaben de gustarte del todo mis intervenciones en el foro. Estoy seguro que ni para ti ni para mí eso supone un trauma del que tengamos que sanarnos. A mí, sin embargo, tus intervenciones me han parecido del todo magníficas y, sobre todo, estas últimas.
Y como a mí me gusta argumentar lo que digo (y no para subir nota, como dice la amiga Añoranza que se conforma siempre con poco, sino porque me quedo mucho más satisfecho), te diré que me recuerdas mucho a ese tipo de mujeres zagreñas, o de la Viña, que tanto monta, que yo una vez hablé aquí en una intervención que se titulaba “Entre lápices y pucheros” que era el título de un recetario de cocina que habían elaborado en la escuela de adultos de Zagra “Guadalinfo”.
Voy a transcribirte sólo un trozo de esa intervención que te dedico a ti con toda mi admiración, al igual que hice entonces con las integrantes de ese centro y el trabajo que estaban desarrollando:
“Pero no sólo me ha hecho recordar eso. Ha conseguido hacerme reflexionar sobre el ánimo de unas mujeres zagreñas que lejos de haber tenido la oportunidad de cultivarse, que afrontando una vida de sacrificio y duro trabajo, que insistiendo siempre en darles a sus hijos la cultura y educación que ellas no pudieron tener, que lejos de resignarse, sin importarles la edad, acuden cada día a sus clases a aprender y transmitir, a dar lecciones de actitud y valores a las nuevas generaciones cuyo propósito está muy lejos del que ellas mantienen”
Tú lo has hecho fuera de tu tierra; y la gente que se quedó, también lo ha conseguido con el mismo trabajo, esfuerzo y sacrificio.
Sobre el tema de la emigración, los sentimientos que acarrea y las pamplinas que se dicen en todas partes, ya hablaremos otro día si te parece. Yo soy andaluz aquí y en Tegucigalpa, aunque tuviera que desarrollar mi vida allí. Participo de una cultura, me siento parte de una comunidad que tampoco me da nada si yo no me esfuerzo. Por lo tanto, el agradecimiento siempre a lo que uno aporta. Nadie, como dices tú, regala nada. Y lo que se regala, al final ya sabes, no se valora. Que unos hablen mal de una u otra tierra, pues ya ves, no deja de ser una simpleza muchas veces patrocinada por los partidos políticos interesados en mantener esa tensión estúpida entre comunidades. Te aseguro que al final las cosas se reducen a muy poco y que todo tiene su por qué.
Pero ya estoy divagando y no quiero apartarme del tema. Y no es otro que el de sentir admiración por una persona que no tuvo la oportunidad de cultivarse, pero que aquí está dando su opinión sin complejo alguno; que ha sido capaz de conseguir transmitir a su hijo esa necesidad y ha luchado para que él sí tenga la instrucción necesaria; que, a pesar del tiempo, no olvida a su tierra aunque en ésta no encontrara la oportunidad que encontró en otra; y que, todo lo que ha conseguido, es fruto de su trabajo y su tesón. También es un orgullo para Andalucía tener gente así por todas partes. Bastantes hijos de sus madres, ladrones y sinvergüenzas hay ya, que se agradece al menos encontrar gente normal con ganas de superarse y de seguir aprendiendo.
Y nada más, aprovecho para desearte un feliz año nuevo, a animarte a que sigas participando porque tú también eres Zagreña, aunque seas del chorreón de la Viña. (Otra historia esto de las separaciones entre los pueblos que tenemos que agradecer a cuatro ignorantes de entonces que rompieron un sueño, y a los de ahora, que no son capaces de crear el clima ideal para conseguir una convivencia política entre todos los pueblos que conformaban el histórico término municipal de Zagra. Y luego dices tú que a mí no me está nada bien. Pero si es que hay cosas que claman al cielo, mujer.
Feliz noche vieja a todos. Y a los malos, que se les atraganten los polvorones, al menos. (Avinareta, esto no va por ti ni tampoco por mí. Me refiero a los malos malos, vamos, a los de mala condición, que haberlos, haylos.
Kiko
Siento de veras que no acaben de gustarte del todo mis intervenciones en el foro. Estoy seguro que ni para ti ni para mí eso supone un trauma del que tengamos que sanarnos. A mí, sin embargo, tus intervenciones me han parecido del todo magníficas y, sobre todo, estas últimas.
Y como a mí me gusta argumentar lo que digo (y no para subir nota, como dice la amiga Añoranza que se conforma siempre con poco, sino porque me quedo mucho más satisfecho), te diré que me recuerdas mucho a ese tipo de mujeres zagreñas, o de la Viña, que tanto monta, que yo una vez hablé aquí en una intervención que se titulaba “Entre lápices y pucheros” que era el título de un recetario de cocina que habían elaborado en la escuela de adultos de Zagra “Guadalinfo”.
Voy a transcribirte sólo un trozo de esa intervención que te dedico a ti con toda mi admiración, al igual que hice entonces con las integrantes de ese centro y el trabajo que estaban desarrollando:
“Pero no sólo me ha hecho recordar eso. Ha conseguido hacerme reflexionar sobre el ánimo de unas mujeres zagreñas que lejos de haber tenido la oportunidad de cultivarse, que afrontando una vida de sacrificio y duro trabajo, que insistiendo siempre en darles a sus hijos la cultura y educación que ellas no pudieron tener, que lejos de resignarse, sin importarles la edad, acuden cada día a sus clases a aprender y transmitir, a dar lecciones de actitud y valores a las nuevas generaciones cuyo propósito está muy lejos del que ellas mantienen”
Tú lo has hecho fuera de tu tierra; y la gente que se quedó, también lo ha conseguido con el mismo trabajo, esfuerzo y sacrificio.
Sobre el tema de la emigración, los sentimientos que acarrea y las pamplinas que se dicen en todas partes, ya hablaremos otro día si te parece. Yo soy andaluz aquí y en Tegucigalpa, aunque tuviera que desarrollar mi vida allí. Participo de una cultura, me siento parte de una comunidad que tampoco me da nada si yo no me esfuerzo. Por lo tanto, el agradecimiento siempre a lo que uno aporta. Nadie, como dices tú, regala nada. Y lo que se regala, al final ya sabes, no se valora. Que unos hablen mal de una u otra tierra, pues ya ves, no deja de ser una simpleza muchas veces patrocinada por los partidos políticos interesados en mantener esa tensión estúpida entre comunidades. Te aseguro que al final las cosas se reducen a muy poco y que todo tiene su por qué.
Pero ya estoy divagando y no quiero apartarme del tema. Y no es otro que el de sentir admiración por una persona que no tuvo la oportunidad de cultivarse, pero que aquí está dando su opinión sin complejo alguno; que ha sido capaz de conseguir transmitir a su hijo esa necesidad y ha luchado para que él sí tenga la instrucción necesaria; que, a pesar del tiempo, no olvida a su tierra aunque en ésta no encontrara la oportunidad que encontró en otra; y que, todo lo que ha conseguido, es fruto de su trabajo y su tesón. También es un orgullo para Andalucía tener gente así por todas partes. Bastantes hijos de sus madres, ladrones y sinvergüenzas hay ya, que se agradece al menos encontrar gente normal con ganas de superarse y de seguir aprendiendo.
Y nada más, aprovecho para desearte un feliz año nuevo, a animarte a que sigas participando porque tú también eres Zagreña, aunque seas del chorreón de la Viña. (Otra historia esto de las separaciones entre los pueblos que tenemos que agradecer a cuatro ignorantes de entonces que rompieron un sueño, y a los de ahora, que no son capaces de crear el clima ideal para conseguir una convivencia política entre todos los pueblos que conformaban el histórico término municipal de Zagra. Y luego dices tú que a mí no me está nada bien. Pero si es que hay cosas que claman al cielo, mujer.
Feliz noche vieja a todos. Y a los malos, que se les atraganten los polvorones, al menos. (Avinareta, esto no va por ti ni tampoco por mí. Me refiero a los malos malos, vamos, a los de mala condición, que haberlos, haylos.
Kiko