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ZAGRA: Cuando saqué el tema de los juegos de nuestra infancia,...

Cuando saqué el tema de los juegos de nuestra infancia, lo hice con la intención de sacar conclusiones que nos sirvieran para evidenciar como todos procedemos de una misma cultura y de unas antiguas costumbres que ni hemos sabido conservar ni hemos sabido transmitir. ¿Y por qué? Sencillamente porque las consideramos parte de una época que creemos obsoleta y rancia, de la que es mejor renunciar porque nos parece que estaba llena de necesidades y de limitaciones, un tiempo que mejor no recordar porque desde el hoy, tan repleto de escaparates y supermercados, de crisis y recrisis, de políticos incompetentes, de tecnología punta y repunta, de necesidades cubiertas y creadas, de puñetas en vinagres, decir que vivimos todo aquello como que ni siquiera está bien visto.

Y nos quejamos de que entonces éramos unos niños desdichados porque no teníamos juguetes (y teníamos todos los juguetes del mundo en nuestras manos con un trozo de palo, de ladrillo, de barro o una simple maza de majar esparto; cuando teníamos el más grande patio del mundo: las calles, el olivar, las eras…; cuando teníamos a unos padres que se cuidaban de facilitarnos atención y dedicación: cosían vestidos para las muñecas, nos hacían caballos de anea, serones de esparto, farolillos de melones, jugaban con nosotros; cuando teníamos amigos inseparables de juegos, de ir con el tirachinas, de ir al río, de robar melones, de lanzarnos por los toboganes de agua y tierra, de sacudirnos con pabilos de maíz el barro seco por temor a las reprimendas de nuestros padres… Porque vivimos así, somos ahora como somos. ¿Y voy yo a envidiar a nadie? ¿A esta juventud que lo tiene todo y no tiene nada, endeble y perdida, solitaria frente a los ordenadores con sus juegos estúpidos y violentos, sus amigos virtuales, su vida enteramente virtual que prolonga en sus referentes televisivos del gran hermano? ¿A esta juventud que está deseando llegue el fin de semana para beberse hasta la etiqueta de las botellas, o drogarse como estúpidos posesos porque no saben divertirse de otra manera? ¿A esos a los que hemos querido dar todo lo que nosotros no hemos tenido? ¿A esos que hemos protegido hasta la exageración para que no padezcan ningún sufrimiento, para que sean todo lo felices que nosotros no hemos podido ser porque nada nos traían los reyes magos o no estrenábamos ropa? ¿A esos, que pobres y tontos los hemos hecho casi a conciencia? ¿A esos los voy a envidiar yo?

¿Deberíamos envidiar ahora a quienes tienen un chalet con piscina o un coche último modelo y caro o cualquier otra cosa de la que ahora carecemos? Entonces éramos niños, claro. Y ahora somos lo que somos porque entonces, cuando éramos niños, vivimos así y no nos faltaban valores ni enseñanzas y sí sobraban pamplinas y gavinas de cochero.

Y esta maestra que se ha asomado aquí, (seguro que hoy estará de huelga), debería venir por Zagra y comprobar si realmente la juventud de Zagra es igual que la juventud de otros tantos sitios, si se consume mucha droga y ellos están consumidos por la droga, si beben como cosacos, si se comportan sin educación y como salvajes, si son solidarios, si participan en mantener la cultura de su pueblo (¿o no hay cultura en Zagra?), si hacen mucho deporte, si pertenecen a asociaciones culturales, etc. Sería interesante que alguien pudiera informarnos sin hipocresías ni mentiras lo que verdaderamente se cuece en la juventud zagreña. A ellos pertenecerá el futuro. Y me gustaría saber en qué manos se encuentra ese futuro.

Un cordial saludo para todos.

Kiko