Tengo que confesar que poco ha durado el chollo ese del examen de conciencia. Fulgencio el Malabares y su Propósito de Enmienda están arrasando de lo lindo. Si antes no me caía muy bien, lo que es ahora es algo parecido al odio. “Hombre -me dicen- no vayas a comparar el examen de conciencia con el propósito de enmienda. No es por desmerecerte – me insisten-, pero donde se ponga un propósito que se quiten todos los exámenes y hasta las oposiciones”. Hay gente muy exagerada en sus expresiones. Lo comprendo. Pero también hay quienes les gusta hurgar en la herida.
Tengo que confesaros que yo estaba contento con mis exámenes de conciencia. Me otorgaban cierta seriedad y credibilidad. Es cierto que tal vez exageraba un poco en las formas. Pero la sobreactuación es algo necesaria en este mundo de apariencias sin fin. Creía que lo tenía todo controlado y que sólo era cuestión ya de dejarme llevar. Pues no. No ha sido así. Le he abierto el camino de la trascendencia y la espiritualidad plena al Fulgencio el Malabares, a quién miran todos como el nuevo héroe de la Oficina.
He pensado en un contraataque serio y contundente. Ahora agradezco haber hecho la mili y no perderme aquella clase de estrategias militares y supervivencia que me dieron. No sabe lo que espera. Me he apuntado a un curso intensivo de malabarismos varios en la escuela de verano del Circo. Y en cuanto le tenga el manejo pillado a las pelotas, los bolos y los aros estoy en la puerta del metro haciéndole la competencia. Para que aprenda a meterse en terreno ajeno. ¡Qué dulce es la venganza!
Kiko
Tengo que confesaros que yo estaba contento con mis exámenes de conciencia. Me otorgaban cierta seriedad y credibilidad. Es cierto que tal vez exageraba un poco en las formas. Pero la sobreactuación es algo necesaria en este mundo de apariencias sin fin. Creía que lo tenía todo controlado y que sólo era cuestión ya de dejarme llevar. Pues no. No ha sido así. Le he abierto el camino de la trascendencia y la espiritualidad plena al Fulgencio el Malabares, a quién miran todos como el nuevo héroe de la Oficina.
He pensado en un contraataque serio y contundente. Ahora agradezco haber hecho la mili y no perderme aquella clase de estrategias militares y supervivencia que me dieron. No sabe lo que espera. Me he apuntado a un curso intensivo de malabarismos varios en la escuela de verano del Circo. Y en cuanto le tenga el manejo pillado a las pelotas, los bolos y los aros estoy en la puerta del metro haciéndole la competencia. Para que aprenda a meterse en terreno ajeno. ¡Qué dulce es la venganza!
Kiko