Ni es oro todo lo que reluce ni no, por mucho madrugar, amanece más temprano. Eso lo sabe ya casi todo el mundo, salvo algún zapatonto que siempre lo hay y, lo peor, que seguro lo seguirá habiendo en el futuro.
Lo del oro viene a colación porque estando yo dando cuentas a una exquisita macedonia de fruta tropical y hablando con mi vecino de mesa sobre la metamorfosis del gusano de seda, un tema que me apasiona verdaderamente, escuché tras de mí, de repente, una voz nerviosa que me resultaba del todo familiar y que me obligó a girarme para saber de quién procedía.
La vida sigue dando sorpresas. No para. Qué cansina. Lo reconocí enseguida, a pesar de su indumentaria desgarbada pero de marca, de su bronceado de albañil en paro y de su sonrisa entre golfa y tristona.
- ¡Coño, Fulgen, tú por Punta Cana!-exclamé con más miras de interrogatorio que de admiración.
- ¿No te da alegría de verme, hombre? – me preguntó al tiempo que cogió unos mangos y empezó a ser malabares.
Quien lleva el artisteo en la sangre es imposible que no lo saque a la más mínima ocasión. Hablamos. Me enteró de que, nada más cobrar los 20 millones de euros, se fue a hacer un crucero por el mundo que debía durar seis meses, pero que, antes de llegar a Canarias, ya estaba hasta las narices del crucero y de su señora, que el propio Capitán del barco lo descasó y que tuvo que dar la mitad del premio a su mujer como requisito del divorcio. Que llamó al trabajo y allí le dijeron donde me encontraba yo y que él era muy amigo de sus amigos y que allí estaba para acompañarme.
No tuve que contarle nada por mi parte porque todo lo sabía:
-Si lo llego a saber te dejo el audi. Menudo negocio has hecho con lo del metro. Fíjate, te ha permitido venir a un sitio como éste…
-Sí –le dije. Pero aquí puede venir cualquiera. He conocido hasta algunos sindicalistas que se han venido a pasar sus vacaciones porque necesitan estar fuertes para afrontar la huelga general de septiembre.
-Te das cuenta, Kiko, gente responsable hay por todas partes.
-Pero si he conocido hasta paletas en paro que me han contado que con el dinero del subsidio de desempleo le sale más económico venirse a pasar las vacaciones en Punta Cana que quedarse en casa. Y encima se pueden traer a su suegra con su paga de viudedad y todo.
- Si el mundo no se cae, Kiko. Te lo digo yo.
Después de darme algunas explicaciones más que no vienen a cuento y justificarme que la pulsera con los colores del arco iris que llevaba no era porque se había convertido en gay, sino porque se trataba de la pulsera de todo todito todo y hasta lo imposible incluido, me propuso montar un negocio juntos y en el que yo sería su socio intelectual, porque el dinero lo pondría él, que para algo le había tocado la lotería. Creo que bebimos más de la cuenta cuando a la mañana siguiente, revisando los papeles que se desperdigaban por entre los restos de botellas y copas, había proyectos tan peregrinos como montar una granja asistida por control remoto de gusanos de seda o de la exportación de bicarbonato al África Subsahariana porque sabía de buena tinta, preguntando a los inmigrantes africanos de su barrio, que allí ese producto no existía. Sería un negocio redondo- terminó por decir. Nos lo quitarían de las manos…
En fin, amigos, que la realidad termina siempre imponiéndose y por atrapar hasta los sueños más hermosos y el reloj, por las mañanas, a implantar su dictadura férrea tocando a diana laboral.
Y el foro, también, debe reclamar esa normalidad de ideas y expresiones tras este paréntesis veraniego que me he permitido llenar con algo de imaginación y broma.
A partir de mañana, serio como un juez, intransigente ante la inoperancia y la ineficiencia, evocando irremediablemente el lúdico y despreocupado descanso veraniego y pensando, tal vez, que el negocio ese de la granja de los gusanos de seda no sea una idea tan descabellada.
Agradezco vuestra atención y sigo animando a hacer de este foro un lugar de encuentro y de ideas que nos enriquezcan a todos, dejando por favor las susceptibilidades en Punta Cana, como más cerca. No somos tan importantes como para tomarnos tan en serio. Porque cada vez que pienso lo sucedido, más me acuerdo de los niños de primaria.
Un cordial saludo para todos.
Kiko
Lo del oro viene a colación porque estando yo dando cuentas a una exquisita macedonia de fruta tropical y hablando con mi vecino de mesa sobre la metamorfosis del gusano de seda, un tema que me apasiona verdaderamente, escuché tras de mí, de repente, una voz nerviosa que me resultaba del todo familiar y que me obligó a girarme para saber de quién procedía.
La vida sigue dando sorpresas. No para. Qué cansina. Lo reconocí enseguida, a pesar de su indumentaria desgarbada pero de marca, de su bronceado de albañil en paro y de su sonrisa entre golfa y tristona.
- ¡Coño, Fulgen, tú por Punta Cana!-exclamé con más miras de interrogatorio que de admiración.
- ¿No te da alegría de verme, hombre? – me preguntó al tiempo que cogió unos mangos y empezó a ser malabares.
Quien lleva el artisteo en la sangre es imposible que no lo saque a la más mínima ocasión. Hablamos. Me enteró de que, nada más cobrar los 20 millones de euros, se fue a hacer un crucero por el mundo que debía durar seis meses, pero que, antes de llegar a Canarias, ya estaba hasta las narices del crucero y de su señora, que el propio Capitán del barco lo descasó y que tuvo que dar la mitad del premio a su mujer como requisito del divorcio. Que llamó al trabajo y allí le dijeron donde me encontraba yo y que él era muy amigo de sus amigos y que allí estaba para acompañarme.
No tuve que contarle nada por mi parte porque todo lo sabía:
-Si lo llego a saber te dejo el audi. Menudo negocio has hecho con lo del metro. Fíjate, te ha permitido venir a un sitio como éste…
-Sí –le dije. Pero aquí puede venir cualquiera. He conocido hasta algunos sindicalistas que se han venido a pasar sus vacaciones porque necesitan estar fuertes para afrontar la huelga general de septiembre.
-Te das cuenta, Kiko, gente responsable hay por todas partes.
-Pero si he conocido hasta paletas en paro que me han contado que con el dinero del subsidio de desempleo le sale más económico venirse a pasar las vacaciones en Punta Cana que quedarse en casa. Y encima se pueden traer a su suegra con su paga de viudedad y todo.
- Si el mundo no se cae, Kiko. Te lo digo yo.
Después de darme algunas explicaciones más que no vienen a cuento y justificarme que la pulsera con los colores del arco iris que llevaba no era porque se había convertido en gay, sino porque se trataba de la pulsera de todo todito todo y hasta lo imposible incluido, me propuso montar un negocio juntos y en el que yo sería su socio intelectual, porque el dinero lo pondría él, que para algo le había tocado la lotería. Creo que bebimos más de la cuenta cuando a la mañana siguiente, revisando los papeles que se desperdigaban por entre los restos de botellas y copas, había proyectos tan peregrinos como montar una granja asistida por control remoto de gusanos de seda o de la exportación de bicarbonato al África Subsahariana porque sabía de buena tinta, preguntando a los inmigrantes africanos de su barrio, que allí ese producto no existía. Sería un negocio redondo- terminó por decir. Nos lo quitarían de las manos…
En fin, amigos, que la realidad termina siempre imponiéndose y por atrapar hasta los sueños más hermosos y el reloj, por las mañanas, a implantar su dictadura férrea tocando a diana laboral.
Y el foro, también, debe reclamar esa normalidad de ideas y expresiones tras este paréntesis veraniego que me he permitido llenar con algo de imaginación y broma.
A partir de mañana, serio como un juez, intransigente ante la inoperancia y la ineficiencia, evocando irremediablemente el lúdico y despreocupado descanso veraniego y pensando, tal vez, que el negocio ese de la granja de los gusanos de seda no sea una idea tan descabellada.
Agradezco vuestra atención y sigo animando a hacer de este foro un lugar de encuentro y de ideas que nos enriquezcan a todos, dejando por favor las susceptibilidades en Punta Cana, como más cerca. No somos tan importantes como para tomarnos tan en serio. Porque cada vez que pienso lo sucedido, más me acuerdo de los niños de primaria.
Un cordial saludo para todos.
Kiko