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ZAGRA: Cuánto me alegro, apreciada ahijada, que hayas pasado...

Cuánto me alegro, apreciada ahijada, que hayas pasado unos intensos y agradables días en nuestro pueblo. Y cuánto siento que sigas mostrando esa característica tan tuya de leer siempre lo que no he escrito. Nunca he dicho en ninguna de mis intervenciones que estaría en Zagra para el mes de septiembre, y nunca he quedado, al contrario que el resto, en vernos allí para estas fechas. Ni siquiera he comentado nada cuando hablabais de ese encuentro ni tampoco me he sentido invitado a tan exquisito evento. Sí recuerdo que Mala Sombra, en su última intervención, se despidió con esa promesa. Pregúntale a él por qué no lo ha cumplido.

Bueno, espero que nos cuentes qué novedades hay en el pueblo. Ya sé que se inauguró el consultorio médico y que existen documentos gráficos y sonoros donde el representante del pueblo agradece y se engrandece de ello, recordando por enésima vez la obra faraónica del cuartel de la guardia civil, cómo no. Dinos algo de la oposición de uno y otro lado, de los nuevos proyectos, de los candidatos de las próximas elecciones, si los hay, de si ha aumentado aún más el paro o el subsidio… En fin, esperamos tus noticias frescas.

Yo, apunto de incorporarme de nuevo al trabajo, tentado por el amigo Fulgen para fundar la ONG las tres emes (Malabaristas para el Mundo Mundial) y tentado también por la editorial El Tercer Ojo para que continúe contando las historias del Fulgen que tanto han gustado en este verano a la audiencia. Otros foros me han prometido una columna fija si soy capaz de aumentar su índice de lectores.
Odio septiembre, no sólo por los anuncios de las colecciones variopintas, ni porque tenga que volver al tajo, ni porque se acabe el verano, ni porque haya engordado unos kilos después de tantos mojitos y caipiriñas… Lo odio simplemente porque de nuevo comienza el curso político y va a ser inevitable oír a los de siempre con sus mismas mentiras, con sus mismos reproches y encima, ahora, a los sindicalistas con sus tristes argumentos convocando a una huelga que más todavía nos va a hundir en la miseria. Nunca, en toda la historia de la democracia española, ha existido tanta mediocridad política ni nunca se ha precipitado tanto hacia la decadencia y la vulgaridad. Y esto no ha hecho más que empezar.

Kiko