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ZAGRA: Ya nadie hace farolillos, querida amiga. Quizás algún...

Ya nadie hace farolillos, querida amiga. Quizás algún abuelo nostálgico que se haya atrevido a hacerle a su nieto un farolillo, que previamente, con la ayuda de una cuchara, haya vaciado la pulpa del melón, haya adornado la cáscara con artísticas escisiones y, finalmente, haya hecho una torcida para la lamparilla de aceite o, sin más complicaciones, haya puesto el trozo de una vela.

Y tal vez, también, el nieto se haya atrevido a salir a la calle con su farolillo de melón reculo, resaltando con su luz las figuras que su abuelo pacientemente ha ido labrando sobre la verde piel del melón, enseñando con orgullo al resto de sus amigos lo que en otros tiempos era tan habitual y típico.

Este invento de Halloween, su fiesta y sus formas, influencia directa como tantas otras de la cultura americana y antes de la inglesa, ese invento comercial traído de mano de las discotecas, asentado en las escuelas y finalmente aceptado en todos lados, no deja de ser una costumbre ajena y puramente comercial. Por eso ya es imposible de cambiar.

Se mantendrán las variedades gastronómicas de estas fechas en algunas comunidades porque también respondan a necesidades comerciales ya establecidas por la tradición; pero nada que no dé dinero o esté protegido como señas de identidad se mantendrá en el tiempo.

Así que los farolillos, como los juegos que un día recordamos en este foro, como otras tantas costumbres que se mantuvieron durante muchos años, tienen sentido ahora cuando no haya nadie que las impulse y proteja.

En Zagra no existe una política municipal que rescate e impulse esas costumbres que forman parte nuestra pequeña historia. Tampoco hay, no vayamos a engañarnos, nadie que reclame formalmente esa manera de proceder. No faltan quienes organicen fiestas de Halloween, con disfraces de muertos vivientes, ni quienes acepten estas fiestas como un modo más de divertirse. Por lo tanto ya sabemos quién va a ganar en esta hitoria. De hecho, ya ha ganado. Por las calle ya van los niños, disfrazaditos de miedo goloso y tocando en las puertas con una pregunta que ni siquiera entienden “ ¿truco o trato?”, y a uno le gustaría responder con una grosería por tanta ñoñez importada. Pero al final, por no herir cándidas almas, uno busca en la caja de los caramelos, coge un buen puñado de ellos y se los suelta al niño, mientras va pensando que ya es noviembre, “dichoso mes que entra con Los Santos y termina con San Andrés”; y ya se sabe, “de San Andrés hasta Navidad, no hay un mes cabal”. A ver si los norteamericanos tienen estos refranes. Ni leches.

Un cordial saludo para todos.

Kiko
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hay que incidir padrino. Esas pequeñas cosas son las que hacen a unos pueblos difereciarse de otros.
Si tenemos un pasado tan rico en tradiciones ¿por qué no recuperarlo?
Parece ser que nuestra gastronomía, se está dando a conocer a traves de ese grupo de estupendas mujeres.
Hay que crear la figura de concejal de cultura, e implicarse desde las instituciones en recuperar todas esas tradiciones, que sabemos muchos por el boca a boca de nuestros mayores y, que sin duda se iran perdiendo a medida ... (ver texto completo)