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ZAGRA: Amigo Kiko, agradezco las correcciones que has hecho...

En primer lugar, y sobre la reflexión sobre la situación económica y social en la que nos encontramos que nos brinda el buen amigo E. G. quiero hacerle una primera corrección -siempre que me lo permita- sobre el autor que nombra, Ian Smith, que fue un político de Rodesia (Ian Douglas Smith 1919-2007), inglés de nacimiento, que gobernó Rodesia defendiendo el dominio blanco en un principio, luego se independizó de la Commonwealth, peleó con la guerrilla negra y al final tuvo que claudicar ante el poder de los negros y por último asumió la representación de la minoría blanca. Es decir, nada que ver con Adam Smith (1723-1790), padre de la Economía Política y quien consideraba el capitalismo como el estadio natural de las relaciones sociales, y a quién E. G. quiso mencionar sin duda. Un lapsus lo tiene cualquiera. Yo, incluso mil. Pero lo quería dejar claro. Y ahora sí, echarle la culpa al pobre de Adam, filósofo y economista del siglo XVIII (no olvidemos este detalle) o decir que su teoría económica y su extensión hasta el día de hoy ha traído estas consecuencias de crisis que hoy padecemos me parece absurdo. Este hombre dijo muchas cosas y sobre todo en su obra principal “"Investigaciones sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones", echarle un vistazo si podéis y veréis que, como llegaron a decir de él, “persuadió a su propia generación y gobernó a la siguiente”. Y vuelvo a recordar que estamos hablando del siglo XVIII. Y volviendo al siglo XXI, casi trescientos años después, tenemos lo que tenemos un sistema que ya cumplió sus funciones y que pide a gritos otro que lo releve y rellene los huecos injustos que él ha creado. Pero al parecer los políticos, y en eso sí estoy de acuerdo con E. G., siguen haciéndole la respiración artificial metiendo dinero público en los bancos, metiendo dinero público en los Ayuntamientos para que se lo gasten en más ladrillo (que es lo que nos ha traído la crisis) y que a ver, si entre unas cosas y otras, el asunto de la crisis se pasa y volvamos al mismo ritmo frenético y estúpido de consumo al por mayor. Y no saben que lo peor, está aún por venir. Y entonces sí, entonces no nos quedará otra alternativa que cambiar el sistema económico y financiero, los sistemas de producción, las inversiones, el estilo de consumo y, en definitiva, el estilo de vida. Y tendremos que mirar de frente y a la cara a las inmensas desigualdades existentes, al deterioro general del planeta, a las alternativas energéticas saludables y sostenibles, al hambre de otros seres humanos siempre injustificable, a una nueva cultura más global, que no globalizada, de pensar que rara vez podemos conseguir la felicidad si el resto de seres no la tienen. Si Adam Smith, cuya teoría fue revolucionaria en su época porque contradecía directamente las doctrinas mercantilistas que predominaban entonces, decía textualmente que “Las grandes naciones nunca se empobrecen por la prodigalidad o la conducta errónea de algunos de sus individuos, pero sí caen en esa situación debido a la prodigalidad y disipación de los gobiernos...” “Aquel esfuerzo del hombre, constante, uniforme e ininterrumpido por mejorar de condición, que es el principio a que debe originariamente su opulencia el conjunto de una nación..., es capaz, por regla general, de sostener la propensión natural de las cosas hacia su adelanto, a pesar de los gastos excesivos del Gobierno y de los errores de la administración; al igual que el desconocido principio vital restituye casi siempre la salud y el vigor, no sólo a pesar de las enfermedades, sino de las absurdas prescripciones de los doctores”, tengamos mucho cuidado en elegir a los gobiernos que son los que estropean la natural condición individual de buscar mejorar su situación y su vida, que en eso seguro que todos estamos de acuerdo, y que no conseguiremos si los gobiernos se empeñan en derrochar el dinero de todos en políticas proteccionistas de bancos e industrias o mercantilistas. En ese sentido aún Smith, el Adam de toda la vida, está en vigoro debería estarlo.
Muchas gracias por vuestra atención y un cordial saludo para todos.
Kiko

Amigo Kiko, agradezco las correcciones que has hecho sobre las equivaciones aparecidas en mi intervención anterior, tanto con el nombre del personaje citado (Adam Smith) como con el de la centuria en la que vivió (siglo XVIII). Más que lapsus, lo que me ha fallado ha sido la memoria. Desde luego, tendría que haberme actualizado, un poco, antes de lanzarme a la ligera; por todo ello, pido disculpas a quien haya inducido a equivocación y reiterar mi agradecimiento a Kiko, por sus rectificaciones asi como por la información dada, al respecto. Por todo lo demás, lo expuesto en tu intervención, estoy de acuerdo con tus razonamientos.
Un afectuoso saludo. E. G.