Está mañana he ido al pequeño parque que tengo al lado de mi casa ha sacar al perro, que, como el que no quiere la cosa me ha endosado mi hijo, con premeditación y alebosia. Al final, le estoy cogiendo cariño por las circustancias en que llegó, siendo un cachorro, y rescatado de una muerte segura, abandonado, maltratado y muy. Muy asustado.
Bueno a lo que voy. Resulta que habia cuatro indigentes, extranjeros. Como no podia ser de otra manera, he pegado la hebra con ellos, entre otras cosas, porque creo que es la mejor manera de dignificarlos un poco, y hacer que se sientan personas, y no deseños humanos. Despues de escuchar sus ilusiones perdidas, cómo llegaron hasta aquí, pensando que otra vida era posible. còmo su degradación se fue produciendo poco, a poco, para al final, terminar pasando la noche gélida de Fin de Año en el parque de mi calle, entre cartones, y con un ojo abierto, no sea que vengan los graciosillos de turno a terminar la noche de desenfreno dandoles una paliza.
En fin, que mi primer contacto con el Año Nuevo ha sido un baño de esta realidad (espero que no sea presagio de nada) que nos rodea, y que la mayoria de las veces queremos ignorar, o bien, limpiamos nuestra conciencia dandoles una moneda y mirando para otro lado.
Y ya está. Visto lo visto, yo por mi parte, no pido nigún deseo. Entre otras cosas, para no distraer a Dios con cosas banales, y que se pueda centrar en los problemas que de de verdad hay que resolver
Bueno a lo que voy. Resulta que habia cuatro indigentes, extranjeros. Como no podia ser de otra manera, he pegado la hebra con ellos, entre otras cosas, porque creo que es la mejor manera de dignificarlos un poco, y hacer que se sientan personas, y no deseños humanos. Despues de escuchar sus ilusiones perdidas, cómo llegaron hasta aquí, pensando que otra vida era posible. còmo su degradación se fue produciendo poco, a poco, para al final, terminar pasando la noche gélida de Fin de Año en el parque de mi calle, entre cartones, y con un ojo abierto, no sea que vengan los graciosillos de turno a terminar la noche de desenfreno dandoles una paliza.
En fin, que mi primer contacto con el Año Nuevo ha sido un baño de esta realidad (espero que no sea presagio de nada) que nos rodea, y que la mayoria de las veces queremos ignorar, o bien, limpiamos nuestra conciencia dandoles una moneda y mirando para otro lado.
Y ya está. Visto lo visto, yo por mi parte, no pido nigún deseo. Entre otras cosas, para no distraer a Dios con cosas banales, y que se pueda centrar en los problemas que de de verdad hay que resolver