ZAGRA: . ...

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Capítulo 1: La crema hidratante.

Macarena iba a diario a la piscina, le encantaba nadar y hacer deporte. Una mañana regresaba de su sesión diaria de natación cuando se encontró a su amiga Paloma en la farmacia del barrio

-Hola Paloma, ¡qué alegría verte! ¿Vienes de la piscina?
-Sí, pero esta mañana he salido antes, vengo a la farmacia a ver si tienen algo porque tengo la piel muy reseca, ya sabes… el cloro, como voy todos los días a la piscina se me seca mucho, así que he decidido comprarme alguna crema o aceite que me hidrate la piel, ya sabes que soy muy dejada y nunca me aplico nada, pero ya llega un punto que hay que cuidarse
-Sí, tienes razón, la piscina te deja la piel reseca, y tú vas mucho. Yo tendría que animarme un día y apuntarme pero no tengo mucha voluntad, me aburro enseguida de todo, pero sé que es muy bueno nadar, vamos… cualquier deporte en general
-Así es, cuando quieras vente conmigo y te apuntas
-Sí, así lo haré
Macarena y Paloma recogieron los productos de la farmacia que necesitaban y se despidieron, cada una seguiría un camino distinto. Macarena se dirigía ahora a su casa y Paloma al mercado, tenía que comprar algunas frutas y verduras.

-Hola Paloma, ¿qué tal estas? -Muy bien, gracias ¿y tú, Antonio? Hacía tiempo que no te veía, precisamente hoy me he encontrado a tu prima Macarena, que también hacía mucho tiempo que no la veía. - ¿No me digas? Yo también hace mucho que no la veo ¿cómo está? -Está bien, venía de la piscina, nos hemos encontrado en la farmacia, iba a comprarse una crema para la piel que la tiene muy reseca por la piscina - ¿Sigue yendo a la piscina? -Sí, ya sabes que le gusta mucho el deporte -Sí, la verdad es que tendría que aprender de ella y apuntarme yo también -Yo le he dicho lo mismo -Pues a ver si nos animamos y nos apuntamos algún día -Eso, a ver si es verdad

Paloma y Antonio se despidieron. Paloma ya había comprado los alimentos que necesitaba y regresaba a casa para hacer la comida antes de que regresaran sus hijos del colegio. Antonio tenía un puesto en el mercado de frutas y verduras y todavía le quedaban unas horas para el cierre. Al puesto llegó Federico, amigo de la infancia.

-Hola Federico, dime que te pongo
-Ponme dos kilos de naranjas para zumo y una lechuga. ¡Ah! Y unos cuantos de limones, que quiero hacerme una limonada, cuando llego de correr tengo siempre mucha sed, y esa bebida me refresca mucho, a ver cuándo te animas un día a venirte conmigo
-Precisamente de eso he estado hablando hoy con Paloma que ha venido al mercado
- ¿De iros a correr?
-No, de hacer algún deporte, de nadar por ejemplo, hemos dicho que a ver si nos apuntamos algún día que no hacemos nada de ejercicio físico y con nuestra edad hay que empezar a cuidarse
- ¡Anda!, pero si estamos hechos unos chavales, pero eso sí, hay que cuidarse
-Sí, Paloma es que se ha encontrado a Macarena en la farmacia que iba a comprarse algo para la piel que tiene mal y ya ha salido el tema de conversación de la piscina
- ¿Qué le pasa a Macarena?
-No sé exactamente, algo tiene que ver con la piscina
-Espero que no sea importante
-No, no creo, algo seca o no sé, ya sabes…en los lugares públicos hay que tener mucho cuidado con las infecciones
-Sí, el otro día precisamente me encontré al hermano de un compañero mío de trabajo y me dijo que había cogido unos hongos en una piscina precisamente de un hotel en el que se habían quedado a pasar un fin de semana
-Pues vaya, es que hay que tener cuidado
-Sí, no hay que fiarse mucho. Bueno Antonio, dime cuanto te debo que me voy, te llamo el fin de semana para correr ¿no?
-No sé, no sé, prefiero la idea de la piscina que me ha propuesto Paloma, correr es muy fatigoso
- ¡Anda, anda!, todo excusas.

Antonio y Federico rieron alegremente. Un instante más tarde Federico se había marchado y Antonio se dispuso a atender a otra señora que había permanecido esperando su turno, una vez que había comprado aquello que necesita se dirigió al puesto de flores, quería comprar una maceta para colocarla en su patio.