ZAGRA: María saludó a Rosario y a su marido...

María saludó a Rosario y a su marido

- ¿Qué tal?- María notaba la tensión del ambiente- ¿os pasa algo? Parecéis enfadados
-Rosario que está hoy muy rara- dijo el marido de María con voz preocupada
- ¡Ah! Y encima la rara soy yo…Mari, estas son las cosas que traen el engaño
- ¿El engaño…? ¿Qué tiene que ver mi Mari con el engaño?- Antonio estaba inquieto con las palabras de Rosario
-Hijo, ¿si tú no lo sabes? ¡Hay! Y las primas…
Así se marchó Rosario, dejando a Antonio y a Maria con aquellas palabras que les había dejado preocupados

- ¿Qué le pasa hoy a Rosario?
-No lo sé, dímelo tú
-No te entiendo Antonio, yo sé tanto como tú, nada, porque tú no sabes nada ¿no?
- ¿Y qué debería de saber? Tú ves mucho a mi prima Macarena y a su marido ¿no te estarás entremetiendo demasiado…?
- ¿Entremetiendo demasiado…? Solo he ido a tomar un par de cafés con ellos
-El otro día estuviste cenando con ellos
-Sí, también te invitaron a ti, ¿no lo recuerdas? Pero no quisiste ir
-Claro, es que me tengo que levantar muy temprano
-Antonio, ¿qué insinúas?
-Yo nada, solo que Rosario me ha hablado de una amiga suya que la están engañando con su marido y hay una prima en esa historia
-Lo siento por ella, pero hay muchas primas en el mundo, ¿por qué tiene que ser tu prima Macarena? ¿y yo que tengo que ver en todo esto?
- ¿Y por qué Rosario iba a decirme todo eso y tan enfadada?
-Pues no lo sé, pero yo estoy muy tranquila, porque yo no tengo nada que ver con el marido de Macarena ni con el marido de ninguna otra persona, solo con el mío que ya tengo bastante, ¿para qué quiero más?
- ¡Ah! Y además estás cansada de mí
-Pero ¿quién ha dicho eso?
-Tú misma, acabas de decir que con tu marido, o sea, yo, ya tienes bastante
-Era una forma de decirte que no quiero a nadie más que no seas tú
Aquellas palabras enternecieron a Antonio, que al fin se dio cuenta de sus celos infundados por unas palabras sin sentido y pidió disculpas a su esposa.

-Cariño, lo siento
-No te preocupes, no volvamos a acordarnos de esas palabras, Rosario sabrá de sus asuntos
-Hola, buenos días- era Macarena y su marido que habían llegado de repente
-Macarena, estábamos hablando de ti- María se alegraba de la aparición de la prima de Antonio y del marido de esta, al fin se podría terminar de aclarar todo ese asunto
-Espero que fuera sobre algo bueno
-Pues no exactamente, Rosario ha llegado hablando sobre una amiga y un engaño con su marido y una prima metida en todo este asunto
- ¿No pensaréis que yo estoy engañando a alguna amiga?
-No, si más bien pensábamos al contrario- dijo Antonio que deseaba aclarar todo aquello
- ¡Ah! Que el engañado soy yo- dijo el marido de Macarena
-Anda y dejaros de chismes- dijo María quitando peso al asunto que empezaba a liarse aún más
-Mira, yo estoy muy feliz con mi mujer Macarena y yo sé que ella me quiere mucho, lo que digan por ahí no hay que hacerle caso que te lían
-Yo pienso igual- dijo María
-Sí, tenéis razón- dijo Antonio al fin mucho más tranquilo- los comentarios lo único que traen son disgustos, y más cuando son frases a medias como las que ha dicho Rosario, mejor no hacer caso, así que cambiemos de tema ¿cómo te ha ido hoy en la piscina Macarena?
-Bien, como siempre, me gusta mucho y me siento muy bien cuando voy
- ¿Y tú piel? ¿Va mejor?
- ¿Mi piel? ¿qué le pasa a mi piel?
-Me dijo Paloma que habías ido a la farmacia, que te había pasado algo por la piscina
- ¿A mí?... ¡no! Lo único que como voy todos los días se me resecaba la piel y fui a la farmacia a comprar una crema hidratante, nada más, las instalaciones están muy limpias y muy cuidadas, no conozco de nadie que le haya pasado nada malo con su piel allí, no obstante…
- ¿no obstante, qué?
-Ha disminuido muchísimo el número de usuarios, los responsables de la piscina están preocupados. Todo está muy cuidado, los monitores son grandes profesionales…sin embargo, poco a poco han disminuido los clientes y ahora los que vamos somos poquísimos, hemos preguntado a los demás y por lo visto ha saltado el rumor de que hay una epidemia de hongos. Los que somos clientes de hace muchos años sabemos que eso no es cierto pero no sabemos de dónde ha saltado el rumor.
Moraleja: Si vas a comprar una crema hidratante a la farmacia puede que tu piel reseca se convierta en una enfermedad contagiosa y la piscina a la que acudes a diario se quede sin clientes. Si además invitas a alguna persona conocida a la piscina puede que la invitación termine en un engaño amoroso y que el tendero del mercado tenga una relación sentimental con una vecina, o que la mujer del tendero tenga una relación sentimental con el marido de la prima del tendero,… en fin, que si vas a la farmacia a comprar una crema hidratante asegúrate que solo te llevas la crema hidratante, ¿o era un medicamento para una enfermedad contagiosa? Conclusión: Mejor comprar en otra ciudad en donde nadie te conozca, usa gafas negras y gabardina, y sobre todo, da un nombre en clave, nunca se sabe.