Es inevitable recordar las largas noches de invierno, bajo las gélidas y negras pelúas, bajo el cielo donde se deshacían en luz las estrellas, con brillo de borrachera de luna. Lo es recordar la chimenea encendida, la lumbre amable y alimentadora de braseros, las tertulias aprovechando la visita de algún vecino, la soledad de las calles, a veces interrumpida por los pasos entretenidos de quien alargó la velada en la taberna, los ladridos imposibles de los perros y el silencio oscuro de los campos. Me asaltan los recuerdos infantiles de un pequeño mundo que para muchos era el único que existía, desplegado al cobijo de un tajo donde también dormían las ruinas de un castillo y la sombra de su historia.
La vida tan simple, tan sencilla, tan enormemente básica, tan rutinaria, tan deficitaria, pero llena de la palabra y de valores que se iban transmitiendo de una manera natural y se ejecutaban como leyes.
Los recuerdos son como los sueños, tienen una base de realidad pero se presentan siempre distorsionados, bien por lo que queremos arrinconar o por lo que llegamos a pretender y no se cumplió. Por eso en la noche se encienden siempre los recuerdos y los sueños con la misma fuerza e insistencia.
En este foro se han inflamado muchas veces unos y otros con las intervenciones de muchos de vosotros. Quizás lo que más nos mantiene aquí es esa sensación que se tiene siempre ante todo lo perdido. Ya saben, se sueña eternamente lo perdido. Y también la resistencia a romper con un cordón umbilical que nos sigue dando sentimiento de pertenencia, un sentimiento que tiene más de nostalgia que de realidad, más emotivo que racional, pero que suple quizás ese desarraigo que hemos sufrido todos los que, por el motivo que fuere, hemos tenido que salir de ahí. De hecho, los que más participamos somos los que ya no vivimos en el pueblo.
Me quiero tomar un retiro espiritual en el foro. Antes, he añadido algunos enlaces sobre zagreños ilustres que podéis encontrar en el enlace “Todo en Granadapedia”>Lugareños Ilustres>nacidos en Zagra. Ahí encontraréis breves biografías de zagreños que han destacado en alguna labor: el poeta José García Ávila, Manuel Nogales Ropero, el Maestro Indio, el músico Teodoro Padilla o Antonio Ortega. Todos ellos con enorme esfuerzo vencieron dificultades y desarrollaron su don con la misma humildad con la que vivieron. Y faltan otros zagreños, no menos ilustres, que rompieron y arañaron la tierra para hacerla productiva, con el mismo tesón e insistencia, y quienes emigraron llevándose sueños y abriéndose a nuevas esperanzas.
He querido despedirme así, algo más lírico y pausado que de costumbre, mordiéndome los dedos para no contestarle al amigo argaz y prolongar mi despedida algo más de lo deseado.
Les deseo que sean felices. De verdad. Salud y suerte para todos.
Kiko
La vida tan simple, tan sencilla, tan enormemente básica, tan rutinaria, tan deficitaria, pero llena de la palabra y de valores que se iban transmitiendo de una manera natural y se ejecutaban como leyes.
Los recuerdos son como los sueños, tienen una base de realidad pero se presentan siempre distorsionados, bien por lo que queremos arrinconar o por lo que llegamos a pretender y no se cumplió. Por eso en la noche se encienden siempre los recuerdos y los sueños con la misma fuerza e insistencia.
En este foro se han inflamado muchas veces unos y otros con las intervenciones de muchos de vosotros. Quizás lo que más nos mantiene aquí es esa sensación que se tiene siempre ante todo lo perdido. Ya saben, se sueña eternamente lo perdido. Y también la resistencia a romper con un cordón umbilical que nos sigue dando sentimiento de pertenencia, un sentimiento que tiene más de nostalgia que de realidad, más emotivo que racional, pero que suple quizás ese desarraigo que hemos sufrido todos los que, por el motivo que fuere, hemos tenido que salir de ahí. De hecho, los que más participamos somos los que ya no vivimos en el pueblo.
Me quiero tomar un retiro espiritual en el foro. Antes, he añadido algunos enlaces sobre zagreños ilustres que podéis encontrar en el enlace “Todo en Granadapedia”>Lugareños Ilustres>nacidos en Zagra. Ahí encontraréis breves biografías de zagreños que han destacado en alguna labor: el poeta José García Ávila, Manuel Nogales Ropero, el Maestro Indio, el músico Teodoro Padilla o Antonio Ortega. Todos ellos con enorme esfuerzo vencieron dificultades y desarrollaron su don con la misma humildad con la que vivieron. Y faltan otros zagreños, no menos ilustres, que rompieron y arañaron la tierra para hacerla productiva, con el mismo tesón e insistencia, y quienes emigraron llevándose sueños y abriéndose a nuevas esperanzas.
He querido despedirme así, algo más lírico y pausado que de costumbre, mordiéndome los dedos para no contestarle al amigo argaz y prolongar mi despedida algo más de lo deseado.
Les deseo que sean felices. De verdad. Salud y suerte para todos.
Kiko