ZAGRA: Bueno, creo que por mucho que se llame a la gente,...

Bueno, creo que por mucho que se llame a la gente, en este foro seguimos perseverando los mismos. Y no es algo que se produzca sólo en nuestro pueblo. Si miramos los foros vecinos nos damos cuenta que aún existe menos participación todavía. Y viene a ser normal, porque en realidad no eran tantos los que entraban antes, aunque sí más que ahora, pero debían disfrazarse de otros nombres para parecer nuevos. De todas aquellas intervenciones, Avinareta era una de las personas que acertadamente vertía su crítica de manera sentida y casi elegante, y había otro, culón de tanto estar sentado, un tal Gabi, simpático y pesimista como un condenado a muerte, que entraba al trapo con una facilidad pasmosa. Debe haber tomado más carencia a su sillón y de ahí no lo echan ni con agua caliente. Tengo que reconocer que a mí me caía genial de narices. Y creo que hasta que no lleguen de nuevo las elecciones no seremos visitados por los funcionarios de los partidos políticos que se hacían pasar por zagreños para dejar sus partidistas opiniones, siempre tan profundas que no es de extrañar que estén ahí, en sus sedes políticas echando más culo que Gabi. No sirven para otra cosa. Y como la realidad no invita ya ni siquiera a la opinión, no nos queda otro camino que el de los sueños y soñar que en las próximas elecciones se presentará una persona consecuente y animada, que será capaz de llevar a Zagra por otros derroteros más constructivos e innovadores, que afiance el futuro de sus habitantes y que sea capaz de unir esfuerzos en vez de separar voluntades. Y mientras tanto dejemos que siga la función circense del puedo y no quiero, de la mediocridad llevada al atrevimiento, de la ignorancia sumada por quienes no sólo no están preparados, sino que además resultan inútiles para solucionar los verdaderos problemas de este pueblo. Mientras tanto, mientras pasa el tiempo, soñemos que un día habrá gente lo suficientemente preparada como para no dar vergüenza ajena cuando se les escucha. Claro que dado el panorama nacional y la evolución de la alta política del país, como para quejarse de los politiquillos de mercado que nos toca soportar. Soñemos que, al final los sueños, sueños son.
Kiko