LA MORA: Era una mujer alrededor de los cincuenta, toda ella, vestida de negro, con mantón , peinada hacia atrás y con roete, rostro lúcido,
color rosado y pómulos destacados, sentada y encogida en el tranco de la valenciana, allá en la
Plaza, su maleta con un surtido de varios, para niños, siempre había un breve corrillo mirando el
comprar de los otros, aquella mujer con el afán de toda madre, en aquellos tiempos de escasez, pasaba largas horas, impasible y a la espera de alguna venta. Desde el
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