UNA NUBE DE VERANO: Desde la tapia del huerto del veterinario, observo los olmos de la rambla abatidos por el viento solano, lloraban bruscamente hacia la tormenta, el barrio asumido en un hondo silencio, que la reciente tarde de verano sembraba por el campo de Mandújar en un color plomo y polvo de plata desnuda. Un tupido velo oscuro y grande parecia cubrir el sol. Sonó un ensordecedor trueno, cuando todavía reflejaban los casi escasos y tímidos resplandores de luz sobre las fachadas blancas. El barrio parecia desierto, todo lo vulnerable desaparece de la vista, algunos pájaros se refugian en los aleros, no saben por dónde huir, el cielo se enlutece. Se oyen voces de advertencia, todas las casas cerradas. Por la Sima, se ven tras los cristalles luces artificales. Ha caído mucha agua, desde la ventana de la solana, llegan conversaciones, que vienen desde las barandas del Puente, son vecinos que comentan lo crecida que va la Ramblla; La tormenta ha pasado.