UN CIRCO EN EL CAñO JORGE: Hace medio siglo , en la semana antes de las Fiestas, un circo se instaló en la era , lugar que ocupan las casas de Paco y Antonio. La configuración que había de calles era diferente a la actual, el acceso a la era se hacía principalmente por el lado del puente.
Estaba formado por varias familias emparentadas entre si. Cada miembro tenia un número, según sus destrezas y cualidades artísticas.
Yo era un niño de corta edad y mi curiosidad como es natural, me llevaba largas horas observando las tripas de un espectáculo, que por nunca hubiera imaginado.Veía como se preparaban los números, como ensayaban los payasos, los equilibristas, los vocalistas, que imitaban a los cantantes de aquella época, me acuerdo de un estribillo que decía “esperanza, esperanza que solo sabe bailar el chachacha”.
Mi ilusión quedó rota , cuando escuché una discusión entre familias, se decían cosas horrendas, me sentí defraudado y ya cuando les veía actuar, mi imagen sobre ellos no se acoplaba al papel que representaban.
Pero no por lo sucedido dejó de ser algo mágico, por allí desfiló todo el pueblo, fue el único circo que asistí, no había televisión. La radio la ocupaban los adultos, nuestras vivencias eran totales. Después los niños del barrio imitábamos en lo posible aquellos números, sobre todo los de acrobacia. Mi cándido recuerdo hace sentirme contento. A.R.
Estaba formado por varias familias emparentadas entre si. Cada miembro tenia un número, según sus destrezas y cualidades artísticas.
Yo era un niño de corta edad y mi curiosidad como es natural, me llevaba largas horas observando las tripas de un espectáculo, que por nunca hubiera imaginado.Veía como se preparaban los números, como ensayaban los payasos, los equilibristas, los vocalistas, que imitaban a los cantantes de aquella época, me acuerdo de un estribillo que decía “esperanza, esperanza que solo sabe bailar el chachacha”.
Mi ilusión quedó rota , cuando escuché una discusión entre familias, se decían cosas horrendas, me sentí defraudado y ya cuando les veía actuar, mi imagen sobre ellos no se acoplaba al papel que representaban.
Pero no por lo sucedido dejó de ser algo mágico, por allí desfiló todo el pueblo, fue el único circo que asistí, no había televisión. La radio la ocupaban los adultos, nuestras vivencias eran totales. Después los niños del barrio imitábamos en lo posible aquellos números, sobre todo los de acrobacia. Mi cándido recuerdo hace sentirme contento. A.R.