2005-09-04 18:58:08
Las márgenes de la rambla del Molinillo, me traen buenos recuerdos, Un conocido de infancia y yo, por las horas de la siesta , buscábamos, por todos los rincones, más umbríos de la rambla. Había muchos olmos y chopos, entre los troncos apolillados por el pasar del tiempo , había hermosas SETAS, todas con un blanco inmaculado, que deslumbraban nuestras sorprendidas pupilas, nuestro corazón hacía un vuelco, por el hallazgo casi inesperado, cogíamos con habilidosa sensibilidad, las más grandes, y como, si de un tesoro tratase, borrábamos toda huella, para el próximo encuentro, la cena seguro que tendría otro peculiar aliciente. A.R. Desde el molinillo.
Las márgenes de la rambla del Molinillo, me traen buenos recuerdos, Un conocido de infancia y yo, por las horas de la siesta , buscábamos, por todos los rincones, más umbríos de la rambla. Había muchos olmos y chopos, entre los troncos apolillados por el pasar del tiempo , había hermosas SETAS, todas con un blanco inmaculado, que deslumbraban nuestras sorprendidas pupilas, nuestro corazón hacía un vuelco, por el hallazgo casi inesperado, cogíamos con habilidosa sensibilidad, las más grandes, y como, si de un tesoro tratase, borrábamos toda huella, para el próximo encuentro, la cena seguro que tendría otro peculiar aliciente. A.R. Desde el molinillo.