ZUJAR: Un día de aceitunas, en el mes de diciembre: Son casi...

Un día de aceitunas, en el mes de diciembre: Son casi las ocho y al sol le cuesta salir de sus sábanas blancas, con sacrificado y frío esfuerzo nos levantamos y, con agua de una cubeta del caño fría, como el hielo, con pereza, nos lavamos después de estar vestidos, por el riguroso inviern. Desayuno, café casero, de cebada tostada, con picatostes o pan frito. Se cargan los pesados y escasos fardos con las largas varas de abalear y la merienda tocino frito, huevos o morcilla o tal vez, chorizo, con un de pan, amasado en casa.

Había dos tajos: el de los hombre, que derribaban la aceituna, los jóvenes, con varas cortas subían a las copas y los menos ágiles con varas largas apuraban las olivas, la otra cuadrilla era formada, por las mujeres y niños, que cobrando mucho menos, recogían las aceitunas que caían fuera de los fardos, estas aceitunas estaban glasadas de escarcha o bien de hielo, y era normal llevar todo el día, los dedos semicongelados, tiempos muy sacrificados, jonadas pesadas y trabajadas, cuando acababa el día, te sentías aliviado de poder estar, en casa cerca del hogar de leña, con aquellos tizones al rojo vivo, y pedias, que el día siguiente, tardara en llegar.

Desde el caño jorge. A.r.