ZUJAR: EL CEMENTERIO: Era una mañana de agosto, un poco antes...

EL CEMENTERIO: Era una mañana de agosto, un poco antes de las nueve, salí de casa solo, atravesé el puente, subí por la calle de los Mojuelos, estuve contemplando, lo crecido del pueblo, granjas y casas sin orden en lo urbano, con aquel polvo blanco que tinta las sandalias, crucé hacia el cementerio, sólo encontré un granjero y un coche que bajaba de la Balsa Grande. Me dirigí a la puerta deshaté una cuerda, abrí la puerta y la volví a entornar. Ya estamos en el silencio... Andando... Como diría Machado, ¡ Cómo entran y salen los gorriones de los cipreses ! ¡qué alegres! por una calle retorcida y cortada al mismo tiempo, ves ahí, en medio de un laberinto, un cajón hecho de cemento, revestido con lápidas de granito, con algunos nombres de mis seres queridos. ! Qué poesía cobra la adivinación de lo pasado, el confuso recuerdo de las cosas que he vivido, todo como esculpido en un largo y triste pensamiento. Me dí una vuelta, me sorprendían algunas fotografías, me recordaban, tal y como yo, los había conocido. Hacía buena temperatura y todo, ! tan pequeño: un mundo de recuerdos¡ estaba cerrado. Mi melancolía, todavía embarga mi entereza, así transcurrió mi visita.
Desde el caño jorge a.r.