Me acuerdo del pasar del cura baca, todo de negro cobraba su figura un aspecto muy impactante para los ojos de un chiquillo, todo era besar la mano y con su indolora presencia continuaba su paseo en dirección del cortijillo, alli le esperaba, un avispado hortelano, que con fresca confianza le explicaba lo que Don Francisco queria oír. Tiempos, que mejor no vuelvan, años de mucha escasez, recogida de aceituna para el trasperlo, misas pagadas a difuntos heredados, selmones repetitivos y faltos de atención, bolsillo caliente, mente frís y corazón vacío, cosecha de hoy deìa.