Oda al caño jorge
Cuando la brisa del huerto se cuela por mi ventana. Como cuando, mi amada con manos de seda, toca mi cara.
Me despierto risueño, me asomo a la calle, miro el huerto, la rambla y el cielo. Llega a mi pensamiento todo un mundo feliz con sus rayos tersos y cálidos. Dislumbrando mis ojos dormidos. Mi corazón latiendo en pesares. Déjame que te cante yo también algo por soleares, con el bamboleo de los chopos y olmos de la rambla, pude contemplar desde el balcón de casa. Desde.
Cuando la brisa del huerto se cuela por mi ventana. Como cuando, mi amada con manos de seda, toca mi cara.
Me despierto risueño, me asomo a la calle, miro el huerto, la rambla y el cielo. Llega a mi pensamiento todo un mundo feliz con sus rayos tersos y cálidos. Dislumbrando mis ojos dormidos. Mi corazón latiendo en pesares. Déjame que te cante yo también algo por soleares, con el bamboleo de los chopos y olmos de la rambla, pude contemplar desde el balcón de casa. Desde.