A SEGAR ALFALFA: Cuando yo era niño, la mayoría de casas tenían animales y entre ellos alguna cabra. Era normal , que cada dos o tres día un rato por la tarde se secara, y aprovechando la salida se trajera alfalfa. ésta estaba y se seguirá sembrando en eras. Su crecimiento rápido permitía segarla con cierta frecuencia. Llegabas al bancal con la burra y la cabra, les echabas un puñado de alfalfa y los animales atados la comían mientras yo segaba. Al principio me costaba atar las gavillas, y más si era corta la alfalfa, en un ribazo de muelle la cargaba. A veces me pasaba, segaba más de la cuenta, después no podía cargarla, esperaba, al pasar alguien, le pedía que me ayudara. Una vez me vi muy apurado, era casi de noche y la alfalfa mal atada cayendo en medio del camino desparramada. Me sentí impotente y desbordado, mis escasos años me forzaron a pedir ayuda, a unos señores adultos que paseaban, ellos como si de un reto se tratara, organizaron la carga. Me sentí aliviado y feliz. La cabra siempre iba a rastras y de remolque, este anochecer en su espabilado instinto se portó muy bien, llegué a casa tranquilo, nadie supo, ni preguntó ¿porqué?... Recuerdos de mi infancia. A.R.desde c. J.