Siglos atrás se remontan los primeros documentos en los que se daba cuenta y buena fe de que en épocas de sequía, hambruna o en general de malos tiempos, los
almonteños trasladaban la
Virgen del Rocío desde su aldea hasta el
pueblo onubense, estando allí el tiempo suficiente hasta que el mal pasase y se pudiese peregrinar su vuelta. Hoy día aquel mágico movimiento ha acabado por ser una auténtica
tradición que congrega a miles y miles de personas. Este hecho promueve además que muchas hermandades peregrinen hasta la
Iglesia de Almonte y sean recibidos en una expectación máxima. Al fin y al cabo, la
romería de la Virgen del Rocío que acompaña la
primavera es prácticamente la más importante de toda
España.
Visita a la aldea de
El Rocío