Factura rebajada un 25%

historia de este hermoso pueblo, ALMONTE

Al menos desde el siglo VIII a. de C. estaba ocupada esta zona y se explotaban los yacimientos de plata existentes. Numerosos arqueólogos consideran que su población pudo ser muy anterior, pues allí pudo encontrarse la capital del gran reino de Tartessos.

Hay además documentadas dos villas romanas en pleno funcionamiento durante los siglos II al VI. En el Cerro del Trigo (Doñana) apareció una fábrica de salazón de esa época.

Los árabes la ocupan hacia el año 712, formando parte de la cora o provincia de Lebla al-Hamra (Niebla). A mediados del siglo IX la zona es saqueada reiteradamente por los vikingos procedentes de Normandía. En el siglo XI es parte del reino de taifa de Niebla y después del de Sevilla, al que sucederán almorávides y almohades. En 1262 es reconquistado por los cristianos.

Alfonso X el Sabio elige las marismas de Hinojos y Almonte como cazadero real y se levanta una ermita donde venerar a Nuestra Señora de las Rocinas. Poco tiempo después, en 1269, se declara el territorio Reserva de Caza Mayor.

En 1325 la Corona funda la villa de Almonte, entregándole el señorío al Alguacil Mayor de Sevilla Alvar Pérez de Guzmán. Del culto a la imagen de “La Blanca Paloma” o “La Reina de las Marismas” ya se refiere el Libro de la Montería de Alfonso XI, en el siglo XIV.

En 1369 se crea el condado de Niebla, posesión de los Pérez de Guzmán, al que pertenecía Almonte; así la Casa de Medina–Sidonia une sus posesiones de ambas riberas del Guadalquivir. El Duque se anexionó el bosque de La Rocina, antiguo Coto de Doñana. La Casa Ducal orienta la explotación de la zona hacia la producción de aceite para su exportación. En el siglo XV se funda en Almonte la Hermandad de la Virgen del Rocío, que acude en romería a la aldea donde está la imagen.

Se incrementa paulatinamente la devoción por la Virgen del Rocío en el santuario de las marismas; en 1653 Almonte la nombre definitivamente Patrona. Los Ilustrados de Carlos III reforzaron el carácter agrícola del entorno del Santuario.

El terremoto de 1755 destruye la ermita del Rocío y la imagen es trasladada a Almonte donde permanece durante dos años y no se dejó de celebrar la romería anual ante la virgen.

Durante la Guerra de la Independencia, los almonteños protagonizaron escaramuzas contra los franceses en 1810, lo que dio lugar al Voto del Rocío Chico, celebrado desde agosto de 1813.

Que ver en Almonte

En 1963 es derribada la antigua ermita y en 1969 se finaliza el nuevo Santuario. Almonte protagoniza cada año una romería que es una de las manifestaciones marianas más seguidas en el mundo entero
Lo más significativo de este municipio está sin duda relacionado con el celebérrimo Santuario de la Virgen de El Rocío, de visita obligada. Tras la aparición en las marismas de Doñana de la imagen en el siglo XIV, se levanta en el lugar una ermita. Destruido el templo primitivo en el terremoto de Lisboa de 1755, Antonio Delgado Roig y Alberto Balbotín levantan el grandioso templo actual entre 1964 y 1969. Se trata de una iglesia de planta basilical que cuenta con tres naves ejecutada siguiendo las pautas de un barroco clásico. En su bello frente sobresale la espadaña coronada por una cruz de hierro. En el interior sobresale el espectacular retablo barroco en que se inserta la imagen de la Virgen y que fue dotado por la Hermandad Matriz de Almonte. La imagen de la titular aunque tiene su origen en el siglo XIV, resultó muy alterada en el XVII, momento en que se viste según la moda de la Casa de Austria.

En la visita a la aldea del Rocío conviene llevar calzado adecuado para suelo de arena y ambiente polvoriento. Frente a las casas de una sola planta, tan blancas como el santuario, hay barras metálicas para atar a los caballos.

Para visitar el parque natural conviene dirigirse a alguno de los dos centros de interpretación, uno en la carretera de Almote y otro en la carretera de Matalascañas.

Una vez visitada la aldea y el parque, a continuación se hay que dirigirse quince kilómetros al norte, al casco urbano de Almonte. La visita comienza en la Plaza de la Virgen del Rocío: La Iglesia de la Asunción (entre los siglos XV y XVIII), que aún conserva una capilla de estilo mudéjar del momento primitivo. Tiene una planta basilical de tres naves y actualmente predomina en su apariencia el aspecto barroco, como se observa en su frente principal ejecutado en 1780. Destaca en el interior la lápida paleocristiana (495) de la capilla bautismal, donde además hay una hermosa pila del año 1500. Cada siete años se traslada a este templo la Virgen del Rocío, donde permanece nueve meses.

En la bella plaza blanca se halla la Casa Consistorial (1612-1618), que fuera anteriormente Casa del Cabildo. En su fachada aparecen los emblemas de sus señores ancestrales, los Duques de Medina Sidonia. El cierre de rejería es del siglo XIX.

Muy próxima, en la Plaza de El Cristo, encontramos la hermosa Ermita de El Cristo (S. XV), antes dedicada a San Sebastián y que custodia en el altar mayor la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz.

La Torre Chimenea-Alambique habla de la tradición vitivinícola de la población. El Monumento a la Coronación (1919) rememora la coronación canónica de la Virgen por el Cardenal de Sevilla, Enrique Almaraz. El monumento a los Héroes de Baler honra al almonteño José Jiménez Berro, uno de los treinta y tres héroes de la Batalla del sitio de Baler en la Guerra de Filipinas, de 1898.