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ALMONTE: 3-ALMONTE (ALJABAL) HUELVA...

3-ALMONTE (ALJABAL) HUELVA
Es un Iqlim de la Cora de Labla, ubicada en la Comarca del Condado de Huelva, situada en el término municipal más extenso de la provincia de Huelva donde está la playa de Matalascañas, la aldea de El Rocío y el Parque nacional de Doñana y a una distancia de 51 kilómetros de Huelva Capital.
La historia de Almonte se divide en diferentes etapas históricas:

-Edad Antigua.

Desde la etapa más temprana de la Historia de la Humanidad se conservan vestigios desde la Edad del Bronce y según las investigaciones realizadas sobre los testimonios encontrados demuestran que hubo un contacto comercial con los pueblos fenicio y griego.
Siguiendo los hallazgos, en el Cerro del Trigo han aparecido los restos de una factoría dedicada a las actividades pesqueras de la época de la romanización.

-Edad Media.

Tras la venida de las tropas musulmanas a Hispania dirigidas por el caudillo musulmán Tarek, se ocuparía la localidad y formaría parte de la Cora de Labla hasta que posteriormente cuando el Califato de Córdoba se desintegró, formaría parte del reino Taifa de Niebla.
Almonte fue reconquistada en el siglo XIII por el rey Alfonso X El Sabio de Castilla y la Taifa de Niebla pasó a ser un protectorado de la Corona de Castilla.
En el año 1264 se produjo una revuelta mudéjar y esta taifa se incorporaría al territorio realengo del reino de Sevilla.
En el año 1369 se constituyó el Condado de Niebla, al cual no se incluyó Almonte.
Durante el siglo XIV hubo un enfrentamiento entre Almonte y el Condado de Niebla por motivos municipales y serían los Duques de Medina-Sidonia que eran señores de Almonte los que acabaron estos conflictos puesto que eran también Condes de Niebla.
Los Duques de Medina-Sidonia unificaron su territorio y unieron a Niebla, Sanlúcar y también a Almonte.

-Edad Moderna.

Las guerras, las crisis económicas y las epidemias mermaron la población durante el siglo XVII en un porcentaje cercano al 50% aunque posteriormente fue incrementándose la población y al llegar el siglo XVIII alcanzó una densidad demográfica cercana a los 1500 habitantes.
Durante los siglos XVIII y XIX se han ido explotando los recursos económicos de la zona y se han desarrollado el cultivo del viñedo y del olivar; además de la abundante superficie forestal de la zona se han desarrollado también la ganadería mixta de ovejas y cabras e incluso la apicultura con la proliferación de colmenas de abejas.

-Edad Contemporánea.

Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba. Otras partidas de guerrilleros fueron también muy activas en Córdoba, Sevilla y Huelva como las de Bustamante, Bartolo y Trigo.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Almonte, dentro de la provincia de Huelva.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Almonte es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Durante este siglo Almonte y Doñana se han proyectado en España por la Ermita de la Virgen del Rocío a finales del siglo XIX. Es una tradición la celebración de la Romería de la Virgen del Rocío que todos los años se celebra donde acuden muchísimos turistas de todo los continentes y se han constituido Asociaciones en diversas partes del mundo que cada año acuden a su celebración y se proyecta mundialmente en nombre del Rocío.