¡Ay! piedras de mi calle
con mis rodillas destrozas,
os tuve tanto cariño,
que una guarde en mi maleta,
cuando tuve que emigrar,
ella contempló mis cantos,
también mis amargores,
ella vio mis lagrimas
cuando me surgieron dolores,
ella fue como una medalla
a la que recé y yo le hablé
de amores.
¡Ay! piedras de mi calle,
cuanto de mi sabéis,
secretos bien guardados,
hasta el día de hoy.
Una en mi maleta traje,
ella sabe de mis dolores,
sabe de mis alegrías,
y también de mis amargores,
piedras de mi calle,
la el sol os maltrataba,
y a el atardecer,
esa sombra os aliviaba
me habéis visto jugar
a la gallinita ciega,
y cantar; tengo una muñeca vestida
de azul....
Y habéis visto, ¡hay! piedras de mi calle.
Con su camisita y su pantalón,
habéis visto lo feliz que era yo,
por eso cogí a una que a mi me acompaño,
allí en mi maleta,
para mi fue una medalla.
O simplemente una flor,
era una piedra de mi calle
con las que tanto jugué yo.
El Poeta.
con mis rodillas destrozas,
os tuve tanto cariño,
que una guarde en mi maleta,
cuando tuve que emigrar,
ella contempló mis cantos,
también mis amargores,
ella vio mis lagrimas
cuando me surgieron dolores,
ella fue como una medalla
a la que recé y yo le hablé
de amores.
¡Ay! piedras de mi calle,
cuanto de mi sabéis,
secretos bien guardados,
hasta el día de hoy.
Una en mi maleta traje,
ella sabe de mis dolores,
sabe de mis alegrías,
y también de mis amargores,
piedras de mi calle,
la el sol os maltrataba,
y a el atardecer,
esa sombra os aliviaba
me habéis visto jugar
a la gallinita ciega,
y cantar; tengo una muñeca vestida
de azul....
Y habéis visto, ¡hay! piedras de mi calle.
Con su camisita y su pantalón,
habéis visto lo feliz que era yo,
por eso cogí a una que a mi me acompaño,
allí en mi maleta,
para mi fue una medalla.
O simplemente una flor,
era una piedra de mi calle
con las que tanto jugué yo.
El Poeta.