ALOSNO: Ausente, que la calle el infierno murió,...

Ausente, que la calle el infierno murió,
grandes pisos levantaron,
pusieron la Sevillana
la feria se fue a otro lado,
al otro lado de río,
por donde se pone plateado,
con esos álamos blancos a su orilla se asomaron.

Que ya no quedan niñeras,
ni reclutas de remplazos
pero mujeres de tronío
que enamoran al andar
aunque niño no lleven en brazos,
ni al recluta detrás, esos tiempos
que pasaron no volverán jamas
ese Parque María Luisa
la de lotos y nardos,
plaza de las palomas
y la fuente de los patos,
¡Ay! que tiempos aquellos
que alumbraba el prado,
se apagaron las bombillas,
de allí las trasladaron
a la cara oculta del río,
lo conocen por los Gordales,
allí cerca del Charco la Pava,
donde estaban los alfareros
de Triana y sus arrabales,
cuna de la soleá,
y otros cantes cabales,
El Pali trovador,
de esos patios geniales,
donde cantaban gitanos allí en los corrales,
Torre del Oro guardiana,
de esta ciudad amurallada,
barcos que vienen de la india,
y su oro descargaba
allí por esa calle que le llaman Aduana,
Maestranza majestuosa,
Cuna de grandes toreros
Gallito y Belmonte, también el Espartero
en ese Paseo de Colón
donde Curro fue el que mas tardes,
la Puerta del Principe abrió,
lo han nombrao académico de las Bellas Artes,
pero que mas da, ni ya no puede demostrar su arte,
ya no da los paseillos
que a la gloria lo encumbraron,
el guarda su filosofía y mantiene lo que hizo,
dar veinte pases, de esos que tienen hechizo,
esa media verónica que es para pintar,
con un pincel muy fino y un artista cabal,
que esto es y salvando las distancias,
como las Inmaculadas de Murillo,
que nadie la pudo igualar.
Llueve fuerte en Sevilla,
corrida que se ha suspendido,
los pantanos se reavivan,
el albero se ha fundido
se ha hecho barro mojado,
allí donde se hacia botijos,
en La Vega de Triana
donde los moros estuvieron
ocho siglo,
mujeres de ojos morunos,
bellos cuan ningunos,
mirarme a mi despacio,
mirarme con regocijo,
como se miraron el recluta
y la niñera sin niño,
que el niño estaba jugando,
y la niñera enamorando
a ese recluta del pueblo,
¡hasta el jueves corazón!
que hoy es domingo,
son los días que salgo
a pasear al niño.

El Poeta.