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ALOSNO: ¡Ay! Andévalo dorado, pues dorados son tus trigales....

¡Ay! Andévalo dorado, pues dorados son tus trigales.
Campiñas de hierbas verdes,
verdes son tus encinares,
amarillo es el trigo,
como oro que de tus minas sale,
otros se lo llevaron mas allá de los mares.
Por abajo canta el río, este de penas no sabe,
y remolinos haciendo, librando el aire fresco,
hojas de encinas volando,
siluetas en el aire ellas van bordando.
Como capote torero,
que al toro va burlando.
Flor blanca y bella de la jara florida,
¡oh! aire que la está molestando,
él seca tus hojas,
como mis besos secaron tus labios,
como el tiempo va pasando,
se marchitan mis ojos,
que con lagrimas voy regando,
el tiempo que no perdona, es el paso de los años.
¿Recuerdas el primer beso? eran claveles tus labios.
Hoy rezo a San Juan, ¡ay! yo le imploro a mi santo,
por poder soñar con aquel día,
que ya hace tanto tiempo,
que el pensar me hace daño,
pues grande es mi pena, ¡ay! el día que marché llorando.
Es el tiempo que no perdona, ¡es el paso de los años!
¡oh! pena que emigraste, a mi me acompañaste.
dime cuando volveremos, dímelo tu pena ¿hasta cuando?
Yo quiero volver con mi Virgen de Gracia,
y con ella escuchar los fandangos,
esos fandangos míos, que también me los robaron,
mi pena siempre sola, como pobre mendigando.
Valles de mi pueblo florido, valles de bellos cantos,
donde escucho a la alondra, el ruiseñor está rezando.
El agua se pone fría, mi Virgen se está lavando,
en ese río perdido de mi Sierra va bajando,
viene bailando entre rocas, y oliendo el aguarzo,
el cielo claro se refleja en ese agua plateado,
en el que se baña la Virgen, con su niño en los brazos,
Andévalo esta dorado el río está llegando,
pá descansar en la cuna.
¡Esa Cuna del Fandango!

El Poeta.