Gracias por tu visita Pepi, haber si un día con tiempo te cuento historias del Real Betis Bolompíe, pero abra que hablar del discurrir de su historia, como discurre el Guadalquivir muy próximo a la tribuna de Heliopolis.
Si Almutamid hubiese venido a estas tierras seguro que se hace bético, además el blanco del azahar de ese Paseo de las Palmeras que se alternan con los bondosos naranjos, bondadosos no por su fruto, que es amargo, la bondad de su olor, que se mueven los pétalos cuando marca el equipo bético, y lloran cuando de cabeza se tira al callejon,
Sevilla es cainista, dual y difícil por el otro equipo de la ciudad, pero siempre El Silencio- Gran Poder, Gallito- Belmonte, Betis-Sevilla, Macarena-Trianera, yo en todo tengo mis preferencias, también mis recuerdos, la Glorieta de Gustavo Adolfo Bécquer, romántica y acogedora, bendita parra que allí existió, que discreta era, que silenciosa y que sombra mas acogedora, también las avispas acudían a la miel de sus uvas, yo no llegue a probarlas, siempre busqué la miel de unos labios femeninos, Almutamid no vino, él se lo perdió, yo también lloré en mi tierna infancia al perder mi habitan, pero no firmé capitulaciones de rendición, tan solo me rendí ante el encanto femenino.
Un beso, de este Halcón de la Serranía
Si Almutamid hubiese venido a estas tierras seguro que se hace bético, además el blanco del azahar de ese Paseo de las Palmeras que se alternan con los bondosos naranjos, bondadosos no por su fruto, que es amargo, la bondad de su olor, que se mueven los pétalos cuando marca el equipo bético, y lloran cuando de cabeza se tira al callejon,
Sevilla es cainista, dual y difícil por el otro equipo de la ciudad, pero siempre El Silencio- Gran Poder, Gallito- Belmonte, Betis-Sevilla, Macarena-Trianera, yo en todo tengo mis preferencias, también mis recuerdos, la Glorieta de Gustavo Adolfo Bécquer, romántica y acogedora, bendita parra que allí existió, que discreta era, que silenciosa y que sombra mas acogedora, también las avispas acudían a la miel de sus uvas, yo no llegue a probarlas, siempre busqué la miel de unos labios femeninos, Almutamid no vino, él se lo perdió, yo también lloré en mi tierna infancia al perder mi habitan, pero no firmé capitulaciones de rendición, tan solo me rendí ante el encanto femenino.
Un beso, de este Halcón de la Serranía