Conchi, lamento profundamente tu afligimiento por la fribromialgia y el velo que ha veces echa a tu siempre carácter alegre, desgraciadamente nada se te puede hacer que mejore tus dolencias y que tu como bien dices no conozcas mejor que incluso los médicos, tu sabes de mi solidaridad y ya lo hablamos en privado de quien también la padece entre otras muchas personas, recientemente se han celebrado unos actos en Sevilla con motivo de esta enfermedad y donde se ha creado una unidad en El Virgen del Rocío, contra esta enfermedad, pero te pienso como árbol en otoño, que tiene su crisis y lo demuestra quedándose deshojado, como quien pone la cabeza en la almohada y espera que pase el día, esperando el mañana sea mejor, pero quizás hasta pasado no se produce la reducción de la crisis, que desafortunadamente no desaparece, se va de paseo un rato, un día o una noche y te hace descansar y dejar ver ese torrente de alegría que llevas dentro de tu corazón, recuerdo al herrero de una fragua que cuando iba al colegio lo veía día a día con el torso desnudo y acompasando unos ventiladores tipo acordeón que mantenían el fuego vivo, a la vez tenía un delantar de cuero que le cubría parcialmente de la inclemencia de las chispas, todo aquello lo seguía yo por medio de una reja que daba a la calle, el hierro candente que salía y lo moldeaban junto a un hermano sobre el yunque, al que mas que yunque podíamos llamar yugo, mi infantil curiosidad me fue animando día a día a traspasar la puerta y entrar, me saltó una chispa y me quemó, yo le pregunté ¿a ti no te queman? si hijo, me queman y mucho lo que ocurre que tengo que vivir de esto y he llegado a acostumbrarme.
No se si puede ser válido el ejemplo, pero mi admiración que era muy grande a su labor, a partir de aquel día se agigantó y tu puedes pensar que el tenía solución con trabajar en otra cosa, pero no era tan sencillo "tan solo le sobraban hijos" y el trabajo escaseaba, el pan faltaba y a igual que cualquiera sobreponía la circunstancia al dolor.
En la vida es mas fácil dar consejos, que padecer males ¿pero cual es bueno? ¿quien está libre de ellos? te hable del hijo de un amigo, de una enfermedad rara que padece, muy joven, y estoy en la seguridad que la padece tanto el padre como él, tu encuentras al menos a tu lado compresión que no es poco.
Y yo en un rezado poético te diré, "que la poesía no da sombra, pero puede dar frescor", pues igual que mi personaje de la fragua, encontraba su descanso al mediodía sentado bajo un álamo y comía de rancho, en merecido descanso a la Fragua de Vulcano, que aún mantengo en mi mente y en mis retinas, del el niño que mira la fragua, sitiéndo su frágil corazón las chispas que quemaron al herrero, que descansaba a la sombra del álamo y comía de rancho, pan de aquellos hornos de leña y chorizo o morcilla, aunque a veces estuviesen un poco rancio, así es la vida querida Conchi, animo y ya sabes que cada uno nos toca una carta de una baraja y a veces, están mal repartidas.
Un beso, ánimo y un abrazo al resto de mis queridas/os. contertulios. (*)
Volaré a la serranía mientras no me duelan las alas, allí imploraré a mi Patrona La Piedad, para que aplique su nombre a esta enfermedad, que ni vive, ni deja vivir.
El Halcón de la Serranía.
No se si puede ser válido el ejemplo, pero mi admiración que era muy grande a su labor, a partir de aquel día se agigantó y tu puedes pensar que el tenía solución con trabajar en otra cosa, pero no era tan sencillo "tan solo le sobraban hijos" y el trabajo escaseaba, el pan faltaba y a igual que cualquiera sobreponía la circunstancia al dolor.
En la vida es mas fácil dar consejos, que padecer males ¿pero cual es bueno? ¿quien está libre de ellos? te hable del hijo de un amigo, de una enfermedad rara que padece, muy joven, y estoy en la seguridad que la padece tanto el padre como él, tu encuentras al menos a tu lado compresión que no es poco.
Y yo en un rezado poético te diré, "que la poesía no da sombra, pero puede dar frescor", pues igual que mi personaje de la fragua, encontraba su descanso al mediodía sentado bajo un álamo y comía de rancho, en merecido descanso a la Fragua de Vulcano, que aún mantengo en mi mente y en mis retinas, del el niño que mira la fragua, sitiéndo su frágil corazón las chispas que quemaron al herrero, que descansaba a la sombra del álamo y comía de rancho, pan de aquellos hornos de leña y chorizo o morcilla, aunque a veces estuviesen un poco rancio, así es la vida querida Conchi, animo y ya sabes que cada uno nos toca una carta de una baraja y a veces, están mal repartidas.
Un beso, ánimo y un abrazo al resto de mis queridas/os. contertulios. (*)
Volaré a la serranía mientras no me duelan las alas, allí imploraré a mi Patrona La Piedad, para que aplique su nombre a esta enfermedad, que ni vive, ni deja vivir.
El Halcón de la Serranía.