Dormitaba en mi cama,
una cama sin mantas,
dentro del cortijo el catre se le llamaba,
al lado una humilde mesilla,
una palmatoria en el centro,
la pobre luz de la vela tristemente
alumbraba.
Fuera noche oscura se oía caer
la lluvia.
Y el mastín que ladraba,
guardando a las ovejas,
que estaban en la corrala,
así era mi sierra,
pobre, fría y despiadada,
madrugada húmeda y fría,
junto al catre una chimenea humeaba,
leña de encina candente,
mi cuerpo se calentaba,
una de la madrugada
el callo que cantaba, Kikiriki,
el mastín que ladraba.
las ovejas hacían un circulo,
ellas estaban asustadas,
cinco de la mañana,
golpes a la puerta daban,
¡abra a la guardia civil!
la ropa viene mojada.
¿Viste pasar algún contrabandista?
por aquí no pasó nada,
el silencio es de los pobres,
es su blanca almohada,
esto pasaba en la sierra,
esa en que yo me criaba,
ya arreció la lluvia,
calló el gallo que cantaba,
ya no ladra el mastín,
guardia civil se marchaba,
yo me que de tranquilo,
y dormido en mi cama,
catre que no tenia mantas
la candela calentaba
a ese serrano pobre,
que pá comer no ganaba,
comía un tazón de leche,
que un poco de pan le migaba,
gracias a las ovejas,
¡Las que el mastín le guardaba!
El Halcón de la Serranía.
una cama sin mantas,
dentro del cortijo el catre se le llamaba,
al lado una humilde mesilla,
una palmatoria en el centro,
la pobre luz de la vela tristemente
alumbraba.
Fuera noche oscura se oía caer
la lluvia.
Y el mastín que ladraba,
guardando a las ovejas,
que estaban en la corrala,
así era mi sierra,
pobre, fría y despiadada,
madrugada húmeda y fría,
junto al catre una chimenea humeaba,
leña de encina candente,
mi cuerpo se calentaba,
una de la madrugada
el callo que cantaba, Kikiriki,
el mastín que ladraba.
las ovejas hacían un circulo,
ellas estaban asustadas,
cinco de la mañana,
golpes a la puerta daban,
¡abra a la guardia civil!
la ropa viene mojada.
¿Viste pasar algún contrabandista?
por aquí no pasó nada,
el silencio es de los pobres,
es su blanca almohada,
esto pasaba en la sierra,
esa en que yo me criaba,
ya arreció la lluvia,
calló el gallo que cantaba,
ya no ladra el mastín,
guardia civil se marchaba,
yo me que de tranquilo,
y dormido en mi cama,
catre que no tenia mantas
la candela calentaba
a ese serrano pobre,
que pá comer no ganaba,
comía un tazón de leche,
que un poco de pan le migaba,
gracias a las ovejas,
¡Las que el mastín le guardaba!
El Halcón de la Serranía.