Por la calle el Cabecillo,
por allí pasaba Antonio cuando él era un chavalillo.
aquí vemos esta bonita calle,
casas de fachadas blancas de cal,
al fondo está la iglesia
de ladrillo colorá.
su hermoso típico relog en la torre él está,
campanario y nido de cigüeñas para que no le falte ná.
se ven unos limoneros,
otro en la pared asomar,
como ancianas a las ventanas,
cuando procesiona San Juan.
¡Ay Alosno! ahí deje un querer,
se quedó en un corazón
que jamás recuperé,
hoy le quiero decir,
hoy le quiero cantar,
las palabras mas hermosas de amor,
las dije en ese lugar,
que tus besos me los distes,
que yo no te los robes,
pero me desgarrastes el alma,
por no volverte a ver.
Hoy llueve levemente,
y me pongo a recordar,
esa sonrisa tuya,
esa carita mojá,
esas amapolas por labios,
esos ojos, ese mirar,
ese verde limón,
que me hizo enamorar,
¡Ay tu nombre era!
pero que pena me da,
yo quiero recordarlo y no puedo ya.
pero recuerdo tu besos,
esos que no volverán,
ni el brocal del pozo,
ni los geranios en el arriate,
ni el laurel, ni el corral,
ni aquella moñita de jázminez,
que tu belleza hacía resaltar,
¡Que como yo te quise a ti, nadie te va a querer mas!
pues aún te sigo queriendo, te querré hasta la eternidad.
Son cosas del corazón, ¡eso no se puede remediar!
El Poeta.
por allí pasaba Antonio cuando él era un chavalillo.
aquí vemos esta bonita calle,
casas de fachadas blancas de cal,
al fondo está la iglesia
de ladrillo colorá.
su hermoso típico relog en la torre él está,
campanario y nido de cigüeñas para que no le falte ná.
se ven unos limoneros,
otro en la pared asomar,
como ancianas a las ventanas,
cuando procesiona San Juan.
¡Ay Alosno! ahí deje un querer,
se quedó en un corazón
que jamás recuperé,
hoy le quiero decir,
hoy le quiero cantar,
las palabras mas hermosas de amor,
las dije en ese lugar,
que tus besos me los distes,
que yo no te los robes,
pero me desgarrastes el alma,
por no volverte a ver.
Hoy llueve levemente,
y me pongo a recordar,
esa sonrisa tuya,
esa carita mojá,
esas amapolas por labios,
esos ojos, ese mirar,
ese verde limón,
que me hizo enamorar,
¡Ay tu nombre era!
pero que pena me da,
yo quiero recordarlo y no puedo ya.
pero recuerdo tu besos,
esos que no volverán,
ni el brocal del pozo,
ni los geranios en el arriate,
ni el laurel, ni el corral,
ni aquella moñita de jázminez,
que tu belleza hacía resaltar,
¡Que como yo te quise a ti, nadie te va a querer mas!
pues aún te sigo queriendo, te querré hasta la eternidad.
Son cosas del corazón, ¡eso no se puede remediar!
El Poeta.