Huelva tiene un pueblo,
conocido por Alosno,
cuna del fandango dicen,
pues fue cuna de los Toronjo,
su calles son de piedras,
una con limonero,
es el primero de la fila,
naranjos vienen luego.
¿recuerdas aquellas tardes?
que con el azahar tu jugabas,
cicatrices en tu rodillas,
en los arriates te dañabas.
Mirabas el Horizonte,
y te ponías a pensar,
si le presto el fruto
el naranjo o el limón
el limonar,
era tan bello su esplendor,
que no se podía comparar,
ese horizonte naranja,
y amarillo para enmarcar.
Al anochecer dos luceros,
en el cielo brillaran,
se los presta una alosnera,
para al naranjo alubrar,
y también el limonero,
en la noche brillará.
Es una emigrante de Alosno,
que a Hospitalet fue a parar.
Ahora retorna de nuevo,
para venerar a San Juan,
a la sombra del limonero,
a la sombra del naranjal,
y como cuando era una niña.
¡A la iglesia a rezar!
El Poeta.
conocido por Alosno,
cuna del fandango dicen,
pues fue cuna de los Toronjo,
su calles son de piedras,
una con limonero,
es el primero de la fila,
naranjos vienen luego.
¿recuerdas aquellas tardes?
que con el azahar tu jugabas,
cicatrices en tu rodillas,
en los arriates te dañabas.
Mirabas el Horizonte,
y te ponías a pensar,
si le presto el fruto
el naranjo o el limón
el limonar,
era tan bello su esplendor,
que no se podía comparar,
ese horizonte naranja,
y amarillo para enmarcar.
Al anochecer dos luceros,
en el cielo brillaran,
se los presta una alosnera,
para al naranjo alubrar,
y también el limonero,
en la noche brillará.
Es una emigrante de Alosno,
que a Hospitalet fue a parar.
Ahora retorna de nuevo,
para venerar a San Juan,
a la sombra del limonero,
a la sombra del naranjal,
y como cuando era una niña.
¡A la iglesia a rezar!
El Poeta.