ESCUDERO DEL ANDÉVALO:
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Tú, que sigues fiel,
como Sancho a D. Quijote,
los foros no están apagados mientras el calor
no azote.
Es que la gente descansa, al frescor de sus casas.
Yo me veo solitario, a ti te pasa igual,
por eso te contesto para poderte acompañar.
Dices que escribir es sano,
yo no digo, sí o no,
pero mejor dormir la siesta,
que sentase al ordenador.
ESCUDERO SIEMPRE ESCUDERO.
Del Andévalo el mejor,
¿Como no voy a tener destreza en sembrados?
y también en su descripción,
si en una calurosa ERA dormía la siesta yo.
¿Y las flores? ¿quien en el campo no las vio?
seca espiga solitaria, hacía referencia yo.
Y la flores, la amapola, roja muy roja flor.
Escudero yo que quimeras cuento,
yo que de ellas soy soñador,
hablo del color del cielo,
eso color es el que veo yo.
Las margaritas no las sueño,
ni tampoco las anhelo,
yo las veo muy blancas,
bajo mi celeste cielo.
Escudero me preguntas,
¿quien se llevó tu alegría?
¿quien robó tu esperanza?
y te dejó melancolía.
¡Ay! si yo lo supiera,
la mía estaría a mi lado,
porque la melancolía es pena,
la alegría no han robado,
la esperanza no se pierde,
siempre está a tu lado,
en esos prados verdes,
que la naturaleza nos ha dado.
Yo te digo amigo, la alegría está en ti,
la esperanza no te robaron,
ni de melancolía te llenaron.
Esos cambios los trae cada estación,
más son los efectos que nos causa el calor.
O recuerdos de esas madres,
que se fueron sin decir adiós,
lo tuyo es más reciente,
lo mío hace tiempo que pasó,
pero yo encontré el camino,
el tiempo me lo marcó.
Escudero, tu que dices, de las fuentes del saber bebí,
fueron los años amigos, la universidad para mi,
sigue en espera paciente, aburre la melancolía,
tenemos que darle muerte.
Ya no visito Castillos, Palacios o Torreones,
nadie se esconde en ellos, allí no está la alegría,
ni tus perdidos amores,
ese es símbolo de época medieval,
en Agosto en Cortegana, allí le puedes encontrar,
allí junto a mi Virgen, mi Patrona,
¡La Piedad!.
A la alegría le escribo, al amor, a la verdad
¿donde está tu alegría? yo no la puedo encontrar,
le escribí urgentemente, te tenía que auxiliar,
puse mal la dirección, la carta vino para atrás.
Miré, a mi cielo azul,
la espiga de hacer pan,
la amapola reflejada, todas dijeron a la par;
la alegría no se la robaron,
él la dejó prestada, la escondieron en un corazón
en que él confiaba.
Mi quimeras me acompañan y vuelven de nuevo hablar,
que no diga le robaron, se fue por su voluntad.
Se fue con persona honrada, que ladrón das en llamar.
Seguridad yo tengo, que en mil lugares has buscado,
has recorrido caminos, en olivares has buscado,
también entre los pinos, pero olvidaste beber en el venero
donde se había escondido.
Preguntaste a caminantes, ancianos que no sabían responder,
también algún alcalde, este otro error también, presupuesto
no tienen para un bando poner, para que vuelva la alegría que un día se fue.
A mi que me has pedido que te ayude a caminar,
de mi ayuda no dudes, duda de mi capacidad,
para encontrar esa alegría que un día diste prestá.
Si yo encuentro la alegría,
esta será tan grande, que la repartiremos entre los dos,
le diré que tu corazón sigue abierto,
y oídos puesto en tu alma,
de la que ella voló,
como vuelan las manos en una guitarra,
de mejor tocaor, de esos guitarreros de Alosno,
donde el fandango nació.
El Poeta.
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Tú, que sigues fiel,
como Sancho a D. Quijote,
los foros no están apagados mientras el calor
no azote.
Es que la gente descansa, al frescor de sus casas.
Yo me veo solitario, a ti te pasa igual,
por eso te contesto para poderte acompañar.
Dices que escribir es sano,
yo no digo, sí o no,
pero mejor dormir la siesta,
que sentase al ordenador.
ESCUDERO SIEMPRE ESCUDERO.
Del Andévalo el mejor,
¿Como no voy a tener destreza en sembrados?
y también en su descripción,
si en una calurosa ERA dormía la siesta yo.
¿Y las flores? ¿quien en el campo no las vio?
seca espiga solitaria, hacía referencia yo.
Y la flores, la amapola, roja muy roja flor.
Escudero yo que quimeras cuento,
yo que de ellas soy soñador,
hablo del color del cielo,
eso color es el que veo yo.
Las margaritas no las sueño,
ni tampoco las anhelo,
yo las veo muy blancas,
bajo mi celeste cielo.
Escudero me preguntas,
¿quien se llevó tu alegría?
¿quien robó tu esperanza?
y te dejó melancolía.
¡Ay! si yo lo supiera,
la mía estaría a mi lado,
porque la melancolía es pena,
la alegría no han robado,
la esperanza no se pierde,
siempre está a tu lado,
en esos prados verdes,
que la naturaleza nos ha dado.
Yo te digo amigo, la alegría está en ti,
la esperanza no te robaron,
ni de melancolía te llenaron.
Esos cambios los trae cada estación,
más son los efectos que nos causa el calor.
O recuerdos de esas madres,
que se fueron sin decir adiós,
lo tuyo es más reciente,
lo mío hace tiempo que pasó,
pero yo encontré el camino,
el tiempo me lo marcó.
Escudero, tu que dices, de las fuentes del saber bebí,
fueron los años amigos, la universidad para mi,
sigue en espera paciente, aburre la melancolía,
tenemos que darle muerte.
Ya no visito Castillos, Palacios o Torreones,
nadie se esconde en ellos, allí no está la alegría,
ni tus perdidos amores,
ese es símbolo de época medieval,
en Agosto en Cortegana, allí le puedes encontrar,
allí junto a mi Virgen, mi Patrona,
¡La Piedad!.
A la alegría le escribo, al amor, a la verdad
¿donde está tu alegría? yo no la puedo encontrar,
le escribí urgentemente, te tenía que auxiliar,
puse mal la dirección, la carta vino para atrás.
Miré, a mi cielo azul,
la espiga de hacer pan,
la amapola reflejada, todas dijeron a la par;
la alegría no se la robaron,
él la dejó prestada, la escondieron en un corazón
en que él confiaba.
Mi quimeras me acompañan y vuelven de nuevo hablar,
que no diga le robaron, se fue por su voluntad.
Se fue con persona honrada, que ladrón das en llamar.
Seguridad yo tengo, que en mil lugares has buscado,
has recorrido caminos, en olivares has buscado,
también entre los pinos, pero olvidaste beber en el venero
donde se había escondido.
Preguntaste a caminantes, ancianos que no sabían responder,
también algún alcalde, este otro error también, presupuesto
no tienen para un bando poner, para que vuelva la alegría que un día se fue.
A mi que me has pedido que te ayude a caminar,
de mi ayuda no dudes, duda de mi capacidad,
para encontrar esa alegría que un día diste prestá.
Si yo encuentro la alegría,
esta será tan grande, que la repartiremos entre los dos,
le diré que tu corazón sigue abierto,
y oídos puesto en tu alma,
de la que ella voló,
como vuelan las manos en una guitarra,
de mejor tocaor, de esos guitarreros de Alosno,
donde el fandango nació.
El Poeta.